Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

sábado, 27 de septiembre de 2008

¡CARAY CON LOS PEDIGÜEÑOS!




En cierta ocasión leí un artículo de un escritor consagrado en el que, con gran ironía y fino sentido del humor, hacía la confesión de que a cada nueva publicación que realizaba, si bien no dejaba de preocuparle la benevolencia de los críticos e inquietarle la buena o mala acogida de la obra entre el público en general, lo que realmente le aterrorizaba, quitaba el sueño y ponía los pelos de punta era la enorme cantidad de “amigos” que le surgían hasta debajo de las piedras y que acudían a él en busca de un ejemplar dedicado. Ni que decir tiene que ninguno de ellos le hacía el “feo” de adquirir previamente el libro en cuestión pues de todos es bien sabido que no hay cosa que moleste mas a un escritor, ya que todo literato que se precie dispone de una imprenta particular en su casa para satisfacer estos menesteres.

- “ ¡Vivo en la indigencia!” – gemía – “ ¡Me veo abocado a gastar todos mis ahorros en comprar por docenas mis propios libros para poder cumplir con un montón de cretinos a los que les importan un bledo yo y todos mis escritos!”.

- “En un principio era el pequeño círculo de amigos mas íntimos (“Mira, para que tengas un recuerdo mío”.... “¡Oye! Creo que te han publicado tu primera obra.¡Enhorabuena! Por cierto que me ha dicho fulano que le has dado un ejemplar dedicado como recuerdo y nosotros que hemos sido amigos desde hace tantos años, pues ....”.” ¡Faltaría mas! Ya pensaba hacerlo. ¡No creas que me había olvidado de ti!”.... “¡Mil felicitaciones!¡Siempre supuse que llegarías a ser un gran escritor! Por cierto que a fulano y mengano ...”.” ¡Gracias, gracias! Precisamente en el bolsillo llevo un ejemplar que me gustaría dedicarte...”). Por mi primera publicación, con motivo de un concurso local de narraciones cortas, obtuve un diploma y media docena de ejemplares. La obra , justo es reconocerlo, pasó totalmente desapercibida. Se vendieron una docena de ejemplares de los que yo fui el único comprador.”


- “Conforme fui adquiriendo un cierto prestigio la lista de “admiradores” fue extendiéndose como una mancha de aceite. Se pasó de los amigos íntimos a los amigos en general, de éstos a los meros conocidos y posteriormente a los familiares y amistades de todos los anteriores. En este orden no resulta mínimamente extraño que, al salir de mi casa, se plante ante mi un sujeto al que no he visto en la vida y me suelte como una ametralladora una letanía mas que ensayada. “Mire que yo resulta que soy el primo del sobrino de la hermana del cuñado...”. No le dejo terminar. Me aburre y se de sobra cual va a ser el resultado. Saco del bolsillo de la chaqueta un ejemplar y le pregunto a nombre a quien quiere que se lo dedique. Luego me alejo pensando que si hubiera un concurso de imbéciles me llevaría, con toda seguridad, el primer premio”

- “Lo peor, lo auténticamente irritante es que tengo la mas firme convicción de que ninguno, absolutamente ninguno va a molestarse siquiera en ojear el contenido de mi libro. ¡Tan solo van a leer la dedicatoria!”


Naturalmente que el artículo era mas largo, mejor escrito y con mas gracia de lo que he hecho yo, pero para el caso vale. Me solidarizo plenamente con este escritor. Le comprendo perfectamente. ¡Vaya si le comprendo! En aquel primer momento en el que regalas, muy generosamente por tu parte, un libro con dedicatoria, en el caso del escritor, o un dibujo, en el mío, sin saberlo, acabas de “caerte con todo el equipo”. Antes de que te des cuenta aparecerá ante ti un segundo sujeto que reclame para él la gentileza que tuviste con el primero. A continuación vendrá un tercer sujeto, y luego un cuarto, un quinto, un sexto. Así hasta el infinito.


Cuanto mas prosperes en tu arte peor para ti que los pedigüeños se multiplican como hongos, y, aclarémoslo, no acudirán a ti “pidiendo” sino, curiosamente, “exigiendo”. En plena posesión de un derecho que sabe Dios quién se lo habrá concedido. La obra en si les importa “tres pepinos”, mas bien y por su expresión les repele. Naturalmente que te dan las gracias (¡faltaría mas!) pero en mas de una ocasión y tras esas desfallecidas palabras sacadas con sacacorchos de “es muy bonito”, se notaba a la legua que lo que verdaderamente querían expresar es, “¡Menuda mierda que nos has re regalado, rica! ¡Habrás quedado tranquila”. El papel con el dibujo o el lienzo con la pintura estarán destinados a ocupar el último rincón del trastero si es que antes no ha sido depositado en el contenedor de basura. A veces hasta los cuelgan de alguna pared y en muchos de estos casos el resultado es peor cuando veo que por “compañeros” artísticos figuran, primorosamente enmarcados, fotos de bodas, de comuniones y bautizos, o, si es el caso, alguna lámina, lo mas “cursi” posible, rescatada de un calendario de pared. Atrás quedan horas de estrujarte la cabeza y de trabajo. Por no hablar del coste que te ha supuesto las pinturas, pinceles, útiles varios y lienzos. Y, por supuesto, el enmarcaje, pues no es cosa de regalar el lienzo “mondo y lirondo” que parece que esté desnudo.

Mi madre (¡Ay el amor materno!) en su deseo de ensalzar las “virtudes” de su hija me ha puesto en mas de un aprieto. Las frases lanzadas con la mayor alegría del Mundo como, “Estará “encantadiiiisima” de hacer un cuadro para la habitación de los niños. ¡Si no la cuesta “nada”! Al contrario, la sirve de entretenimiento”, pues para qué hablar. Los oyentes enseguida cogen el “testigo” y dan por hecho que como estoy “encantadiiiisima” de hacer un cuadro para la habitación de los niños” y no me cuesta “nada” de “nada”, he dejado todas mis ocupaciones para pintar un cuadro lleno de hadas, princesas y conejitos. En esta ocasión me pararon por la calle para informarme que la habitación a la que iba destinada mi hipotético cuadro acababa de ser pintada de color malva claro, lo cual debería tener en cuenta para que la pintura fuese “a juego”. Conmovedor. Pues mire señora que mis temas son desnudos y dudo mucho que Blancanieves y los siete enanitos, todos en “pelotas”, sea lo mas apropiado para una habitación infantil. Ya se sabe que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar, aunque esto no sea siempre posible.


Tomar como motivo primordial de mi pintura el desnudo femenino tiene considerables ventajas en lo anteriormente indicado. En una boda, por ejemplo, se da “por sentado” que como eres pintora tienes el “deber” de regalar un cuadro, ni que decir tiene, enmarcado. Eso, por supuesto, no te libra del gasto que tienes que hacer en el correspondiente regalo. Lo del cuadro se considera “a parte”. Mera “obligación”. En estos casos pongo como condición pintar un desnudo de la novia. Decir la palabra “desnudo” es como mencionar al Diablo. No suelen aceptar por eso de “¡Uy qué vergüenza!”. Alguna vez, en plan de “recochineo”, añado que en todo caso puedo pintar a los novios haciendo el amor. Otro tanto ocurre con amigas y conocidas. En cuanto a conocidos (varones, se entiende) a los que no les importa ser retratados enseñando el “pajarito” al hacerles la observación de que al ser el motivo de mi pintura el desnudo “femenino” previamente deberán someterse a una operación de cambio de sexo, declinan al instante la petición. Una pequeña argucia que, lamentablemente, no siempre resulta.

Los pedigüeños son increíbles. Están los que te dicen que total como “no entienden de pintura” se conforman con “cualquier cosa”, algo que “vaya a tirar”. Pues vale, si reconocen tal “sensibilidad” artística seguro que cualquier cosa que les de no les va a gustar, por otro lado lo que tengo “para tirar” es para eso, “para tirar” y no para “regalar”.Puede que ellos se conformen con “cualquier cosa” pero yo no dono ninguna obra de la que no esté mínimamente satisfecha. Están también los “selectivos”, los que no se conforman con pedir sino que exigen que sea “algo” determinado. El uno un paisaje con su casa de campo, el otro un retrato, hay quien se inclina por una marina, por un bodegón o por unos gatitos jugando con un ovillo de lana. Es como si te invitaran a comer y establecieras tu el menú. ¿Y qué decir de los que cuando reciben el lienzo lo critican? “No está mal, no está mal, pero a mi parecer...”. Inaudito ¿Verdad?

Con todo coincido con el escritor al que hice referencia al inicio del relato, en que lo mas, mas , mas irritante de todo es tener la absoluta certeza de que la obra regalada no va a merecer ni una triste mirada de conmiseración. Habrá sido como tirarla a un pozo sin fondo.









3 comentarios:

Unknown dijo...

Yo estoy contigo, en las reuniones familiares me toca distraer a los niños con dibujillos de todo aquello que a los crios se les ocurren, me gusta dibujar, algunos dicen que se me da bién, pero parece que en este país, por saber hacer algo estas obligado a hacerlo si apenas reconocimiento. Y también estoy harto de escuchar hazme un dibujillo de esos que lo haces en "na" de tiempo, pero si estas bajo de moral, o cansado, o sin ideas, y le dices luego te lo hago, tambien se mosquean los individuos. Me solidarizo contigo Sol.

Cybernapya dijo...

¿Y dónde me dejáis a los que dicen que la infografía no es arte, y te dicen que el ordenador lo hace todo, y tú sólo pones cuatro letritas o se atribuyen el diseño porque están contigo cuando diseñas?

Alex [Solharis] dijo...

Yo espero poder pedirte un día una ilustración pero pagando por ello como es debido. Desde luego nunca te lo pediría de esa forma, como si pintaras casquería. Tampoco me gustaría que me dieras una obra tuya porque crees que es especialmente mala y quieres deshacerte de ella...
Las cosas no se hacen así.