Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

domingo, 18 de mayo de 2008

ACOSO SEXUAL, CORNAMENTAS Y FANTASÍA

Nika, la hermana mayor de mi amiga Silvia me hizo la confidencia de que su jefe la “acosaba”. Acoso sexual, se entiende. No tengo, lo que se dice, mucho contacto con ella, la verdad, pero mira por cuanto fui la agraciada para hacerme partícipe de sus cuitas. Estoy acostumbrada a estas cosas. En cuanto alguien de mi entorno tiene el mas mínimo problema, pues ya se sabe, acuden a mi como las moscas a la miel. A veces me pregunto si tendré cara de “kleenex”. Pues si que tiene mala “pata” la pobre, ahora que el menor de sus hijos va a la guardería y puede disponer (¡Al fin!) de un tiempo libre para poderse ganar unos euros mira por cuanto el patrón que la toca en suerte, a parte de exigirla como contable quiere llevársela al huerto. Eso es lo que entienden algunos con lo de empleada para “todo”. Un verdadero “chollo”.

Me lo confesó en un susurro mirando hacia todas partes, vigilante por si alguna oreja indiscreta surgía de debajo de las piedras, haciéndome prometer que sus palabras quedarían en mi como en un pozo sin fondo, de donde no saldrían aunque me sometieran a las mas refinadas torturas. Si fui la electa para desahogar su corazoncito era debido a que como yo soy “así” la comprendería perfectamente. No especificó qué entendía por eso de que “soy así”, si es que daba por sentado que mi vida era un continuo acosamiento sexual hacia mi persona por parte de toda la población masculina que encontraba a mi paso, o que era yo la acosadora insaciable hacia el sexo opuesto. Pues vale, dejémoslo en que yo soy “así”. Sin especificar.

- “¡¡¡Mira que si se entera Mario!!!
Mario es su marido. El candidato a “mihura”. Al que, según Nika, su jefe quiere torear con pases de pecho, “verónicas”, “manoletinas”, “chicuelinas”, estocada en todo lo alto, o en todo lo bajo y, si cuadra, vuelta al ruedo . Le aconsejé que le denunciara y ella se puso pálida como un fantasma. Nada de denuncias ni cosa que se le pareciera. La empresa donde trabaja es pequeñita, pequeñita, tanto que en las oficinas tan solo hay dos personas, el subsodicho “acosador” y ella. Mas bien debería decir que tan solo está ella que es la que se encarga desde atender al teléfono, a los clientes y proveedores, correspondencia, contabilidad y cuanto cuadre. No se si quitar el polvo y pasar la fregona también. El jefe anda por ahí haciendo cosas de jefe que se supone sean visitar a clientes, bancos y demás historias. De cuando en cuando aparece por la oficina para departir con ella lo que hubiera acaecido y al tiempo echarle los tejos. No hay, pues, testigo alguno que pueda testificar a favor de ella.

- “¡Pues plántate y párale los pies!”
Tampoco procedía mucho, pues si bien ella se siente “acosada”, no es “acoso, acoso” sino simplemente “acoso”. Es decir un “no” pero “si” o un “si” pero “no”. Y aquí ya me empecé a perder, perder, perder, perder... ¿Qué “diantres” entiende esta mujer por “acoso”? ¿Te ha “metido mano”? ¡No por Dios! ¿Te ha tocado las tetas, el culo ...? ¡Noooo! ¡Si es el colmo de la corrección!. Una vez la dio unos discretos toques en el hombro para llamar su atención, pero a eso yo no le llamaría precisamente “acoso”. ¿Te ha propuesto cosas deshonestas? ¡Ca! ¡Si el buen señor solo vive para su mujer e hijos cuyos retratos presiden su mesa de despacho!.¿Te envía correos obscenos o chabacanos? ¡Qué ocurrencias, Virgen Santa!¡Por supuesto que no! Ni correos obscenos, ni pornográficos, ni chabacanos ni nada de nada. Ni siquiera una sencilla poesía de amor. Comenzaba a sentir desesperación.
- “Soseguémonos, soseguémonos, soseguémonos... Respira profundamente tres o cuatro veces y... ¡¡¡Dime de una “puñetera” vez cómo diablos es “ese” “acoso” al que dices te tiene sometida!!!. ¿Telepáticamente quizás?”

No, no era telepático pero si bastante enrevesado. Espero no perderme en la explicación. Vale, allá va. Como dije antes la oficina es pequeñita, pequeñita, tanto que casi hay que entrar a turnos. Prácticamente un estudio un poquitín amplio o un apartamento un poquitín chiquito. Un cuarto con el despacho del jefe, un entrador en el que se ha acoplado la mesa de ella, un aseo y un cuartito minúsculo que hace funciones de archivo. Se acabó. Departen en el despacho de él. El uno sentado tras su mesa y ella en un sofá que de puro viejo se hunde hacia atrás haciéndote levantar las rodillas. Baste llevar una faldita cortita y ser un poco descuidada para ofrecer al vecino una amplia visión del color de las braguitas.
- “¡No veas qué miradas me echa!... Entrar en su despacho y mirar hacia el sofá es ponérseme los pelos de punta... ¡No quiero ni pensar si se enterase Mario!”
Si alguien ha llegado leyendo hasta aquí, imagino que habrá quedado tan perplejo como quedé yo preguntándose cómo es posible que la protagonista de esta historia no haya logrado oir hablar de una prenda sumamente curiosa y útil para casos semejantes llamada “pantalones”.

Ni que decir tiene que la parte superior también era objeto de libidinosa contemplación en tanto que al estar con la espalda reclinada hacia delante para poder tomar notas, ofrecía “sin querer” un amplio muestrario de sus interioridades. Máxime si se llevaba un amplio escote o se llevase desabrochado algún botón de mas por puro “descuido”, aunque estas últimas apreciaciones son puras suposiciones mías.

No hijita, no, que si aquí hay alguien deseosa de dar capotes a ese pobrecito de Mario que tanto mencionas , eres tu, que tu jefe debe estarse preguntando si por querer contratar a una administrativa no ha metido en la oficina a una pantera ardiente de sexo dispuesta a abalanzarse sobre él. Que le debe “acojonar” la idea de encontrarse contigo a solas, de ahí que aterrice en el despacho sumamente lo indispensable para que el negocio no se vaya a pique. Que lo que tu llamas “departir los asuntos del día” mas bien deberías llamarlo “exhibición de lencería”. Que, en definitiva, los “pelos de punta” que se te ponen nada mas ver el dichoso sofá, son los deseos que tienes de utilizar el mueble para algo mas que para asentar tus posaderas. Vamos, que en tanto los pensamientos tu jefe se concentran de factura en factura y de “fax” en “fax”, los tuyos están ocupados por la imagen de un buen “revolcón” .

Protestó aunque tímidamente.. Se puso roja como una guinda, luego, como un cesto lleno de guindas y, finalmente, como un campo de amapolas. Naturalmente que acerté en mi apreciación, aunque creo que me quizá me pasé un poco.

Nika se casó muy jovencita. Una de tantas que creen que el Mundo se va a acabar si no se atan de por vida a un “maromo” apenas dejan atrás el instituto. Tuvo un hijo, mas adelante otro y, finalmente, un tercero. Especialista en partos, vacunas, biberones, pediatras, “caquitas”, noches sin dormir y salas de urgencia con un bebé con toda la fiebre del mundo entre los brazos. Por añadido, especialista, igualmente, en compras, guisos, lavadoras, planchas, fregonas y juegos malabares para poder subsistir hasta fin de mes. Paella los domingos en casa de sus padres o de sus suegros y como algo esporádico, muy esporádico, alguna salida con un reducido grupo de amigos de esas que son ir, sentarse y volver. Así un día tras otro y un año tras otro. No es de extrañar que ahora, libre de las cuatro paredes de su vivienda, asomada por vez primera, en no se sabe cuantos años, al mundo exterior, quiera de alguna forma recuperar aquella juventud que casi se le ha esfumado ante sus narices, sentirse deseada para algo mas que para el rutinario desahogo sexual de fin de semana con su marido. Sentirse, en definitiva, mujer.

Todo es pura fantasía y de ahí no va a pasar. Al menos de momento. Nika no tiene valor para algo mas “real”. Puede estar tranquilo Mario que el único adorno “cornamental” que le puedan poner tan solo existirá en la imaginación de su mujer. En cuanto al “acosador”, tirando y tirando de la lengua a la chica llegué a la conclusión que ya había imaginado y es la de que se trataba de la persona mas “inofensiva” para tales trances. Por eso lo eligió la moza para “jugar” sin mayor peligro. Es quien lleva la peor parte e imagino que a estas alturas estará hecho un lío preguntándose si su negocio continúa como de intermediario minorista o, por el contrario, sin haberse percatado del cambio, se ha convertido en un “Sexy-shop”.

2 comentarios:

Cybernapya dijo...

De ahí el temor a la fantasía, ya que es ilimitada, y tiene un poder increíble. por eso la temen los poderosos....

Alex [Solharis] dijo...

Divertido pero también para pensar. A veces no sabemos distinguir nuestros deseos de la realidad. Eso sí, no me sorprende que la gente quiera contarte sus problemas...