Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

sábado, 19 de enero de 2008

MI RECETA DEL "TIRAMISÚ"

 

SOL (Disgregación de un rostro)

Pedir “Tiramisú” de postre en la mayor parte de los restaurantes es como si pidieras que te sorprendieran con algo dulce que no sabes a ciencia cierta lo que es. Creo que pocos conceptos como el nombre de este dulce italiano han logrado alcanzar una interpretación tan amplia. En el mejor de los casos ponen ante tus narices una copa en cuyo fondo languidece un bizcocho ampliamente cubierto por esa nata que es todo menos nata sino fruto de un “spray” que al apretar sale algo blanquecino, dulzón e inconsistente que vete tu a saber de qué diablos estará compuesto. Debe ser un producto barato, a juzgar con la profusión con que lo emplean para adornar todos los platos de repostrería . En la cima del artilugio suele presidir unas ralladuras de chocolate, o, si cuadra, unos tímidos polvillos de “Cola-Cao”, o, incluso, una cucharada de chocolate líquido. El chocolate no puede faltar que es como si legitimara el invento que ponen ante tus narices. En cierta ocasión el “Tiramisú” de turno batió todos los “recods” en cuanto a tomadura de pelo se refiere, al presentarme sobre una galleta “María” dos bolas de helado, una de vainilla y otra de chocolate. Al expresar mi asombro me respondieron con la mayor naturalidad que ellos lo “hacían así”. Ya ves qué cosas. Es como si pides un “gazpacho”, te traen una sopa de fideos y te dicen que ellos hacen el “gazpacho” de esa forma y “san-se-acabó”. Originales que son. En un restaurante barcelonés de esos de cocina “moderna” que te hacen estar añorando un buen bocadillo de “pa amb tomaca” durante toda la comida y cuyos precios son tan prohibitivos que de no ir invitada no te atreves ni a mirar la carta, tuve el privilegio de paladear la “disgregación” del “Tiramisú”. Una copita con tres cucharaditas de las de café de un líquido espesito, espesito, de color pálido que, en efecto, sabía a “Tiramisú”. Durante tres brevísimas cucharaditas, eso si, pero sabía a “Tiramisú”. Pero esto no es lo que tiene que ser, y pasado el primer día por la cosa de fíjate qué original, al segundo les dices que se queden ellos con esos inventos de las “disgregaciones” que prefieres algo mas contundente y natural.

Si algún despistado internauta ha logrado llegar hasta acá, se estará preguntando a ciencia cierta cómo es posible que no se haya salido ya de la página, por qué suelto este “rollamen” sobre el “Tiramisú” y a dónde quiero “diántres” quiero ir a parar. A la primera cuestión le respondería que quizá tiene el día “masoca”. A la segunda, le haré la confidencia de que no solo es uno de mis postres preferidos sino de las pocas, poquísimas, cosas que soy capaz de cocinar que no solo resulte comestible sino sumamente apetitosa. Añadiré que, a falta de otra idea que escribir en mi “Blog”, se me ha ocurrido la de desvelar el secreto de “mi” receta, con la que quisiera premiar la constancia del lector.

Empecemos por los ingredientes (¿Para cuántas personas? Pues ni idea. Unas diez o doce raciones que depende mucho del apetito de cada cual)

- 24 bizcochos de soletilla (si se compran mas pues mejor que ya se tomarán para desayunar)
- 2 tarrinas de Mascarpone de 250 gr cada una
- 5 yemas de huevo (si se echan 6 yemas tampoco pasa nada, al contrario)
- azúcar
- café (no olvidar echar azúcar pues de otra forma daría un gusto amargo)
- licor (si se tiene “Amareto” pues muy bien, en otro caso el que se tenga a mano que no sea anís, whisky o licores blancos como la ginebra. Yo empleo “brandy” y queda de maravilla)
- chocolate (recomiendo el “Negro” de “Valor”, pero hay que rallarlo a mano y es una lata aunque luego queda riquísimo. Si se quiere evitar la molestia pueden comprarse “fideos” de chocolate en cualquier “Super”)

Realización,

Se ponen al “baño María” las yemas con 8 cucharadas de azúcar. Hay que estar removiendo continuamente para que no se corten. Es una pesadez, ya lo se, pero es así. Primero se licuarán, luego empezarán a espesarse poco a poco. Cuando estén un poco espesitas (o, lo mas probable, cuando una ya esté hartita de tanto remover y diga “se acabó”) se separan del fuego y se dejan enfriar un poco.

En un recipiente grande se echan las dos tarrinas de “Mascarpone” que quedarán como flanes. Con la ayuda de una espátula de madera y una cuchara, igualmente, de madera, se aplastan un poco hasta formar una especie de pasta a la que se irán incorporando las yemas. El conjunto debe quedar lo mas homogéneo posible sin que las yemas fluyan por el queso como si fuesen ríos de sangre amarillenta que, a parte de dar bastante asquito, resultaría difícil de añadir como relleno. (Consejo: antes de poner en el fregadero el recipiente donde se hicieron las yemas conviene arrebañarlo bien con ayuda de una cuchara metálica. Lo que se consiga sacar se puede incorporar, naturalmente, a la mezcla anterior, aunque es muchísimo mejor que se coma sin mas dilación pues está riquísimo).

Mientras se realiza lo anterior hay que preparar unas cafeteras. Conviene que el café no esté recién hecho cuando se vayan a empapar los bizcochos pues en cuanto te descuides se desharían que es un gusto. Tampoco es cosa que esté frío ya que los bizcochos tardan mas en empapar y pueden quedarte secos por dentro. Un poco calentito, pero no hirviendo.

Se forra una fuente, que tenga los laterales un poco altitos para que no se salga el líquido, con papel de aluminio. Yo utilizo una fuente de horno en la que caben justitos dos filas de 5 bizcochos a lo largo y otros dos a lo ancho.

En una tazón echo café, un buen chorro de “brandy” y azúcar (no olvidar). De aquí me voy sirviendo en un plato para empapar los bizcochos. Esta operación conviene realizarla con dos tenedores para que escurra el líquido y no quede luego la tarta como “flotando”. Los bizcochos empapan rápidamente por lo que conviene no distraerse demasiado si no se quiere que se transformen en papilla. Por un lado, por otro y ya está.

En la fuente se van colocando una capa de bizcochos empapados, otra con las yemas y el Mascarpone, otra de bizcochos, y otra de yemas, espolvoreando bien esta última con chocolate rallado o virutas de chocolate.

Solo queda ahora meter el “Tiramisú” en la nevera y esperar unas horas a que se enfríe bien. Si se hace por la mañana se puede comer por la noche. Si se hace por la tarde, pues al día siguiente. Ya se que la espera puede resultar angustiosa y que aunque esté aún un poco calentito resulta delicioso, pero las cosas deben hacerse bien. Ya que nos hemos tomado la molestia de llegar hasta aquí, hacer acopio de vuestra fuerza de voluntad y esperar a que esté bien frío que es como mejor está.

Y colorin colorado la realización de este postre se ha acabado.

Los bizcochos deben ser de buena calidad pues en otro caso te das el trabajo para nada. Hay que tener cuidado con algunos de los existentes en el mercado a los que les han añadido un aroma (quizá sea del conservante) que “matan” el sabor del “Tiramisú”. Lo digo por experiencia, pues en otro caso al probar la tarta de dan ganas de subirte por las paredes. Una amiga sustituye los bizcochos de soletilla por un bizcocho hecho por ella que abre por la mitad para rellenar. Es buena solución y queda estupendo, el inconveniente es que, a mayores, hay que hacer previamente el bizcocho.

Del licor y del chocolate ya he hablado. Sigo insistiendo en que queda muchísimo mejor empleando chocolate en tableta negro “Valor” aunque se tenga que rallar que es una gaita y acaba una con los dedos pringados. En otro caso, ya se sabe, comprar “fideos” de chocolate que es mas cómodo y también queda estupendo pero ¡Por favor! ¡¡¡No sustituir el chocolate por unos polvillos de Cola-Cao o Nesquik que es toda una aberración!!! Si la tarta la van a comer los niños, hacer el café clarito y no echar licor, claro. Es “adulterar” la receta pero qué se le va hacer. Incluso hay quien sustituye el café por almíbar. Es una idea. El resultado no será “Tiramisú”, pero seguro que será bien recibido.

Y aquí se acaba la historia. Si alguien sigue mis consejos y me informa del resultado, pues muy agradecida. En otro caso, pues nada.

1 comentario:

Alex [Solharis] dijo...

Mmmm... qué rico. Espero que algún día pueda probar ese tiramisú tan delicioso. Yo la verdad es que no tengo mucha maña con la cocina, así que tendrás que invitarme algún día.