Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

lunes, 16 de junio de 2008

CONFIDENCIAS DE UN DOMINGO AL AMANECER

Hoy ha hecho una mañana buenísima. De esas de coger las cosas y marchar a la playa, relajarse y dejar que el tiempo pase sin sentir. Me encanta. Algunos hasta se bañan y todo, pero esos son los osados que en lo que a mi respecta hasta que no veo salir vaporcito del agua de puro caliente me conformo con tumbarme al Sol, como una lagartija, pasear, oír un poco de música y sobretodo relajarme, relajarme, relajarme.... Relajarme si es que me dejan que últimamente parece que este asunto lo tengo bastante “crudo”, crudísimo.

Esta mañana ha sido para mi amigo Lluis para el que he actuado como “paño de lágrimas”. Cuando salí de casa dispuesta a buscar un lugar en la playa solitario y tranquilo en el que poder tomar el Sol en “top-less”, ahí me le encontré, “montando guardia” en la acera dispuesto a pegarse a mi como una lapa. No es la primera vez que lo hace. Como sabe que si me la anuncia para quedar le voy a decir que no que prefiero la soledad, recurre a no decirme nada y esperar como un “pasmarote” ante mi portal. Como sabe que me encanta ir a la playa, tarde o temprano apareceré y entonces se pega a mi que no hay quien le separe ni con agua caliente. Adiós relax, adiós tranquilidad que el “guión” de lo que va a acontecer a continuación me lo conozco sobradamente. A saber, decirme “cuanto” me quiere, lo “enamoradísimo” que está de mi y lo mala, malísima que soy con él que no le hace todo el caso que requiere y que es toda, absolutamente toda la atención del mundo. Las veinticuatro horas de cada día de mi vida pendiente de su persona. Tratar de convencerme de que echemos un “kiki”, un “polvete”, hagamos el amor, o como quiera decirse, que no solo de pan vive el hombre y si, mucho “enamoramiento” pero no “platónico” que eso no entra dentro de sus esquemas. Y en esta ocasión se añadía un motivo mas, y era mi “desaparición” de ayer noche (quizá mejor, madrugada de hoy) en compañía de un treinta añero simpático, cachondo y con ganas de juerga, cuando ya la segunda copa de mas estaba haciendo estragos dentro de mi.

Una aportación de uno de los “amiguetes”. Un primo suyo que incluía en el grupo con la pretensión de que entre todos “elevásemos” su ánimo que lo tenía muy, muy decaído a causa de su reciente separación conyugal. No hijo, no, de “decaído” nada de nada. Ni el ánimo ni ninguna otra cosa. Mas bien “desenfrenado” y con unas ganas de “fiesta” que para qué contar. Nos miramos, nos compenetramos al instante y puso un cerco a mi alrededor que todos los intentos de Lluis por romper no consiguieron ni abrir una pequeña brecha. Me insinuó de pasada que su BMW estaba aparcado muy cerquita, tan cerquita que tan solo había que dar un salto para encontrarnos los dos dentro rumbo a lo desconocido, y esa información me pareció tan sumamente interesante que, lo que son las cosas, a los pocos minutos sentí que me entraba un “terrible” dolor de cabeza y hube que pedirle que me llevara, por favor, hasta mi casa. Fue tan amable de aceptar, y hasta no pareció importarle tener que interrumpir la velada. Mas bien se mostró encantado. Sin embargo Lluis pareció molestarse y no se muy bien por qué. ¿Qué culpa tenía yo de esa jaqueca tan molesta y repentina que me “obligaba” a pedir ayuda a un recién conocido? Si hubiera tenido coche se lo hubiera pedido a él que a fin de cuentas es un gran amigo, pero no era ese el caso. Quiso acompañarnos, pero yo me opuse tajantemente. No hijo, no que con “estropear” la fiesta a uno es suficiente. Ya ves que cosas, esta mañana estaba tan sumamente irritado que hasta lo de declarar su “enamoramiento” y lo de sus proposiciones deshonestas pasaron a un segundo plano. Ni siquiera se interesó por mi “dolor de cabeza”.

Me reprochó malhumorado que me hubiera marchado con “él”. Lluis siempre llama “él” al acompañante en cuestión del que se siente profundamente celoso y odia con toda su alma. No tienen nombre, tan solo “él”. Por supuesto que me fui con “él”, la cabeza me dolía “terriblemente” y tuvo la amabilidad de ofrecerse a llevarme. Comentó irónico que fui yo quien se lo pidió, que estuvo coqueteando conmigo desde el momento que nos presentaron y que por mi parte no cesé en insinuarme con sonrisas y poniendo caras así y asao. ¡Ay, Señor, Señor qué paciencia! ¿Acaso quería que actuara como una maleducada? Tan solo actuaba así por mera cortesía y que a decir verdad me había parecido un “pelmazo” de cuidado. Recibió esta última confidencia con una risita de sarcasmo replicándome que muy “pelmazo”, muy “pelmazo” pero me había ido en su compañía, añadiendo malintencionadamente le gustaría saber “donde” había finalizado nuestra excursión. Mi cara era el reflejo angelical de la inocencia cuando sorprendida repliqué que en mi “estado” a qué otro lugar podríamos haber ido que no fuera el portal de mi casa donde nos despedimos para marchar “él” por su lado y yo en busca de mi camita. Y esa era la pura verdad.

No mentía lo mas mínimo aunque omití el “pequeño” detalle de que, si bien el trayecto hasta mi casa no tendría que durar mas de veinte minutos, cuando me dejó feliz y satisfecha ante mi portal habrían transcurrido algo mas de dos horas. Dos horas y “pico” largas, laaaaaaarrrgas y gloriosas fruto de un “pequeño” alto en el camino. Lo que se dice una precisa y placentera “parada técnica”. Una “parada técnica” pero que muy, muy, muy placentera.

Siguió un buen rato. Cuando, finalmente, acabó su enfado empezaron a llegarme las declaraciones de amor y las ideas, absurdas en su mayoría, para que los dos juntitos pasásemos una tarde “inolvidable”. Para Lluis la idea de pasar una tarde “inolvidable” es pasarla haciendo el amor como cosacos. A su casa no podía llevarme que estaban sus padres, pero ahora que “caía” en mi casa estaba yo sola, solita y ... y ...y ... Le interrumpí negándome en redondo. En efecto esa tarde estaría yo solita en casa, pero pretendía seguir estando sin compañía alguna. Insistió, claro está. Insistió y mucho, aunque todo fue inútil.
- “ Recuerda el refrán ese de que el buen vino hay que tomarlo a pequeños sorbos paladeándolo intensamente. De ninguna manera hay que abusar de él y coger una borrachera”.

Me preguntó si estaba mal de la cabeza y qué diablos tenía que ver el buen vino con lo que me estaba proponiendo. Inútil explicarle nada. Opté mejor por callarme y no confesarle que mi dosis de “buen vino” ya estaba cubierta.

También me miró boquiabierta mi hermana y me preguntó si me “faltaba un tornillo” cuando la aconsejé que si alguna vez se compraba un BMW con asientos tapizados en cuero llevara en el maletero unas fundas para cubrirles, a ser posible de seda. Tampoco me entendió ni “pum” y sin embargo el consejo era bien bueno ¡Se pega tanto el cuero al cuerpo desnudo, y eso resulta tan
molesto!.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola

Felicidades por tu blog.

Si te interesa:

http://www.muertosinquietantes.blogspot.com/

Nuevo blog de literatura neovanguardista.

¡espero comentarios!

Alex [Solharis] dijo...

Como siempre, una historia realmente divertida. Me hace gracia tu compañero Lluis aunque supongo que a ti no debe hacerte tanta que se ponga tan pesado. Supongo que los tíos somos así... ¿O no todos?

Unknown dijo...

Caí de paso por aquí... y bueno, que suerte que vivo en un país de los que dicen "pobres". Acá nos estamos alejando de las ideas de opulencia y relativismo, para volver a estar en armonía con la Madre Naturaleza, se llama transmodernidad (superación de la modernidad) Yo lo llamo armoniosidad. Por si te interesan miradas trascendentales sobre la sexualidad (que no vale si va separada de la espiritualidad) puedes darte un paseo por http://altermedia.blogia.com/ Que la felicidad eterna llegue a tu conciencia.