Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

lunes, 30 de septiembre de 2013

VIAJE A MUNICH



                               SOL  (Ermita al amanecer)




Lo bueno que tiene viajar es que todos los problemas que tienes, grandes o pequeños, van quedando atrás, atrás, atrás. Es como si se disolvieran en el éter. No quiero decir con esto que desaparezcan, simplemente se esconden y al menos no dan la lata. Al regreso, eso si, vuelven a aparecer con mas fuerza que nunca como si dijeran “¿Te has olvidado de nosotros, eh? Pues ahora estamos ante tus narices de nuevo y vas a saber lo que es bueno”. Pues vale, todo lo que queráis, pero al menos he pasado unos días felices y tranquila sin ninguna preocupación.

Sin embargo, todo aquello molesto que has dejado tras de ti y te has olvidado de ello, feliz y tranquila,  también viaja. Lo hace de forma mas lenta de lo que puedes hacerlo tu, pero viaja, y se te aparece como un espectro ante ti cuando menos te des cuenta. Naturalmente, cuanto mas cerca sea tu desplazamiento, antes te darán alcance. Por el contrario, si tu viaje es a un lugar lejano, tardan mucho, muchísimo en llegar hasta ti, y hasta existe la posibilidad remota de que se pierdan por el camino y tu sigas feliz y tranquila. No suele ser el caso, la verdad.

Hoy hace una semanilla y un día que estoy en Munich, en plena “Octoberfest” que significa el ir, venir, no parar, cervezas, comida y viva la vida. Anteayer por la noche ( siempre estás cosas te atacan cuando mas tranquila estás durmiendo) me vinieron a la cabeza las mil y una cosas que había dejado pendientes allá en Valencia. Las mil y una cosas por las que estuve agobiadísima y estresadísima las semanas anteriores a mi viaje viendo como aunque el día tuviera 48 horas (que no las tiene) y yo fuera organizadísima en mis tareas (que no lo soy) no llegaría a terminarlas ni aún poniéndome de puntillas. Naturalmente quedaron por hacer la mayor parte. Entre todas estas cosas estaba el “firme propósito” que me hice al retomar mi “blog” de hacer publicaciones periódicas. ¡Qué desastre soy! Hablando del “blog” no quiero ni mencionar (ni pensar siquiera) en su ordenación que tal como está, entre las ilustraciones “desaparecidas” misteriosamente gracias a Google y mi propio desorden, el pobrecito está hecho unos zorros. Pero todo esto habrá que esperar. Contentémonos, pues, con publicar una entrada.

Si algún posible lector tiene pensado realizar un desplazamiento en avión mi encarecido consejo es que saque el billete con la mayor antelación posible, lo cual tiene la doble ventaja de tener la plaza asegurada y el precio es mas asequible. En definitiva que no hagan como yo que dejo las cosas para última hora con lo cual el coste del billete se dispara hasta las nubes y, a no ser alguna cancelación que luego no las hay, y tampoco quedan plazas. Señalo esto porque mi idea era la de volar  entre los días 18 y 19, tanto me daba. Cuando el día 16 fui a la agencia casi les entra un ataque de risa, ya ves tu con la “Oktoberfest” que se inauguraba el 21 iban a estar reservando un asiento para mi. Todo lleno y bien lleno. Mejor porque las tarifas que pusieron ante mis ojos supondría tener que empeñar hasta mi ropa interior. Billete para el día 22, el día en que se hacía el desfile con trajes típicos, bandas de música y todo el colorido que ya de estar por allí hubiera sido interesante ver. Naturalmente cuando llegué al aeropuerto de Munich todo había concluido horas atrás.

Otro consejo a dar al posible lector que tiene pensado desplazarse a cualquier sitio y residir en casa de algún familiar, amigo o conocido es el de que se  asegure bien asegurado de haber informado correctamente el día y la hora de la llegada a ese familiar, amigo o conocido en cuya casa va a residir so pena de encontrar a su llegada con lamentables “sorpresas”  tales como que en la casa no haya nadie y te encuentres en la acera con cara de tonto y el equipaje bajo el brazo sin saber qué hacer o a dónde ir que fue lo que me ocurrió a mi, y es que, con todo el lío de si tenía o no billete, los problemillas que siempre aparecen a última hora, el despiste que manejo y lo atolondrada que soy, en el e-mail que envié  a Mamen simplemente le comunicaba algo así como “Al fín tengo billete, llegaré por la tarde, no hace falta que me vayas a buscar que conozco el camino”. Ni la mínima alusión a algo tan importante como era el día de mi llegada. Mi amiga trató de ponerse en contacto conmigo, pero yo ya estaba volando.

Con todo lo dicho anteriormente, mi llegada a Munich fue como es fácil de imaginar. Mamen vive en una casita de una urbanización muy placentera, muy agradable con una inmensa vegetación alrededor. Muy agradable para vivir pero no tanto como para llegar cargada con el equipaje y encontrarte que no hay nadie en casa. A tu alrededor todo lo que te rodeaba eran casitas con apariencia de ser igualmente de placenteras, acogedoras, agradables y todo lo que se quiera, pero ninguna cafetería, restaurante o cervecería donde poder refugiarme hasta que le diera por aparecer a mi amiga, pues no era sitios ni de cafeterías, ni de restaurantes, ni de cervecerías, sino de casitas acogedoras y agradables. No muy, muy lejano (demasiado para el que se encontrase en una situación como la mía) si que existía un restaurante chino, así que “triqui-triqui-triqui” allá me encaminé. La ventaja de los restaurantes chinos es que siempre están abiertos. Merienda-cena en el restaurante chino. ¡Increíble!¡Venir a Munich en plena “Octoberfest” y acabar en “un chino” es de locos. Pero como ya tenía un apetito que no veas  inauguré mi “Octoberfest” particular con una comida oriental. Cuando hube terminado “triqui-triqui-triqui” a casa de Mamen. Seguían sin llegar por lo que de nuevo “triqui-triqui-triqui” al chino. A falta de saber que tomar me tomé un té de pétalos de rosas que maldita las ganas que me apetecía. Y de nuevo “triqui-triqui-triqui” a casa de Mamen y otra vez “triqui-triqui-triqui” al “chino”. En esta ocasión me tomé un café que era todo menos café.  Así varias veces que cualquiera que me estuviera observando se quedaría preguntándose si no me faltaría un tornillo o dos paseando las maletas calle arriba y abajo. Como todo tiene su fin, llegó Mamen cuando ya me estaba preguntando si no acertaría mas quedándome a dormir en la acera que mis pies, al menos, me lo agradecerían.

Mamen es mi gran, gran, gran amiga. Y mucho mas. Tentada he estado de calificarla como “hermana mía”, pero no, con mi única hermana siempre me he llevado como el perro y el gato, no sería justo para Mamen. Es mucho más.

Se encuentra viviendo en Munich desde hace la tira de años, pues fue con una beca cuando aún estudiaba la carrera y se encontró con la sorpresa de que la mentalidad alemana se acoplaba a su manera de ser como anillo al dedo, y allá se quedó.

Vive en pareja con un alemán que es como la antítesis del prototipo germano pues en vez de ser rubio, coloradote y con “tripa cervecera”, como mandan los cánones,  es fuerte, atlético y negro como el carbón. Ya ves tu. Negro, negro, negro, de piel brillante como el charol, cabello medio ensortijado y unos ojos y unos dientes blancos que parecen brillar en la oscuridad. Por cierto que como hombre es muy atractivo. Su nombre es Balthasar, lo cual, dadas las circunstancias, resulta de lo mas apropiado.

La casita de Mamen constituye no solo mi refugio en las visitas que realizo a Munich sino mi “almacen particular” (pequeñito, claro) donde dejar “mis cosas”. En cuanto a Mamen no solo es mi amiga, amiguísima y anfitriona ocasional, sino mi interprete (yo de alemán cuatro palabras mal dichas y para de contar) y mi “representante” en estas tierras. En fin que es “todo”. Un poco de abuso por mi parte, cierto es, pero cuando se lo digo ella se echa a reir y me dice que lo que tendría que hacer es venirme a vivir con ellos de forma permanente. Y es que es un verdadero encanto.

En fin, me he “enrollado” un poco mas de la cuenta y todo para decir que estoy pasando unos días en Munich. Hora es de “cortar”. Trataré de contar algo sobre mis andanzas en estas tierras, pero eso será otro día.

jueves, 12 de septiembre de 2013

REGRESO UNA VEZ MAS




                                    SOL (La pequeña bañista)




Tratar de retomar este “blog” que tengo perdido por las estrellas, desde hace ni se sabe, tiene su aquel y su qué se yo. No es tarea fácil, la verdad. No se sabe ni cómo comenzar, ni qué contar, ni si tan siquiera aún seré capaz de redactar cuatro míseras líneas de forma medianamente aceptable.  En fin, es algo que tengo prometido, aunque, a decir verdad, mas correcto sería decir que lo tengo prometido, requeteprometido y vuelto a prometer, soy así de pesada, aquello de hacer hoy  lo que debo hacer mañana nunca se ha llevado muy bien conmigo que mas bien el quehacer del día lo he transpuesto para el siguiente, o para el otro, o para ni se sabe.

Debería comenzar dando las gracias a todos aquéllos que han venido insistiendo para que dé continuidad a mis relatos. A los que cuando interrumpí bruscamente mis narraciones me escribieron preguntándome si era debido a problemas de salud. Cuando les respondí, agradeciéndoles la delicadeza, asegurándoles que mi salud era tan fuerte como un roble y que el motivo  del abandono de mi actividad literaria, a Dios gracias, nada tenía que ver, tiempo les faltó para enviarme nuevos correos pidiéndome que continuara con mi “blog”. A los que insistieron y volvieron a insistir. A los que aún continuaron insistiendo e insistiendo cuando menos lo esperaba. A los que  acabaron por enviarme a freir monas. A los que, tras enviarme a freir monas, meses después se unieron a los insistentes.  A los que descubrieron mi “blog” cuando ya hacía meses que estaba navegando por el espacio cubierto de telarañas y me pidieron su continuidad. A los que no les ha gustado lo narrado calificándolo claramente como un “rollo”, pero, incomprensiblemente, me insinuaban que continuara. 


En fin, a todos he procurado contestar , si en algún caso alguien me ha pasado desapercibido sabrá disculpar. En todos los casos he asegurado mi  “firme” determinación de continuar el “blog” de forma “inmediata”, cosa que, evidentemente, no he cumplido. No es que fuera una “promesa de político” que no suelo decir mentiras para que no se me alarguen las narices como a Pinocho, simplemente soy una dejada que, como ya he dicho anteriormente, suelo dejar para mañana lo que debería hacer hoy sin falta. Y ya de retrasarlo hasta el siguiente día, por qué no un día mas o una semana o quizá dos o tres… Y a esto se unen mil cosas como la falta de tiempo, el encandilarme con las mil y una ideas absurdas que en el momento me parecen de interes, y la pereza (¡Ay la pereza!).


Dispuesta, pues, a continuar mi actividad literaria, rescato de la estratosfera mi olvidado, olvidadísimo “blog” y de no estar sentada me hubiera caído al suelo de la impresión. ¡Horror!  Google, que de cuando en cuando, tiene ideas “geniales” destinadas a complicar la vida al usuario ha vuelto hacer de las suyas. De entrada han eliminado TODAS las ilustraciones que acompañaban a mis escritos. Así sin mas. No parece sino que el dragón de Internet se las hubiera comido. Puedo subirlas desde mi ordenador, claro está, pero eso me supone buscarlas y saber cada cual a que entrada corresponde. Un lío. Pero ahí no queda la cosa. La existente forma sencilla y lógica de manejar los entresijos del “blog” también han variado. La nueva no la entiendo muy bien, la verdad, y como me pone un poco nerviosilla tener que aprender “nuevos inventos” he decidido ir probando poco a poco “a ver que pasa”. Intentaré publicar como buenamente pueda, pero, por si acaso, crucemos los dedos.

domingo, 30 de enero de 2011

NIEVE SOBRE MI CORAZÓN
















SOL (July)




Pues bueno, como el que no quiere la cosa ya estamos finalizando el mes de Enero. Un mes terrorífico, la verdad, ya no solo por esta climatología que nos tiene heladitos de frío, sino porque es el preludio de lo que nos avecina para el resto del año que será una versión corregida y aumentada de la situación actual. Han aumentado los impuestos que la clase dirigente necesita mas haberes para seguir despilfarrando a su antojo. La tarifa eléctrica se ha incrementado a límites insospechados y espera que aún no ha terminado de subir. Otro tanto ocurre con la del gas, los transportes y hasta las multas de tráfico. Como consecuencia todo está mas caro que hace un mes y si, por aquel entonces, estábamos en la indigencia, ahora para qué contar. Lo único que no sube es la esperanza en el futuro para la gente de “a pié”, los que no tienen un “padrino” político que les “enchufe” en la Administración Pública y así tener un sueldo asegurado de por vida o aquellos que, simplemente, viven a cuerpo de rey del politiqueo. Cuando escribo estas líneas el número de desempleados es de 4.600.000 personas que ya es decir. Solo pensar que en 1.300.000 hogares no entra ningún ingreso y que viven de la caridad es algo que estremece al más plantado. El mayor desempleo de toda la historia, y este caótico gobierno que nos ha conducido a semejante hecatombe sin enterarse, o sin quererse enterar, o, en todo caso, sin acertar a tomar unas medidas correctas. Todo un caos.

Si bien no se acierta a tomar alguna medida que nos haga menos pobres y un poco más felices, si se tiene bastante éxito en aquéllas que menoscaben nuestros derechos y nuestra libertad.

En estos días se ha llegado a un acuerdo en el asunto de las pensiones de jubilación. No hay dinero suficiente para pagar a los pensionistas y urge, naturalmente, una reforma en el plan de pensiones para que los futuros beneficiarios no se encuentren con una mano delante y otra atrás a la hora de la verdad. Lo que no se dice es por qué si hace unos meses el Presidente del Gobierno afirmó que si había dinero hasta dentro de 25 años y que por tanto de reformas nada de nada, ahora resulta que no lo hay. Misterios de la vida. O nos engañan miserablemente, o la “hucha” destinada para pensiones es algo demasiado goloso como para que se lo lleven unos ancianitos que total se van a morir cualquier día de estos, o las dos cosas a la vez.

Llevan reuniéndose desde ni se sabe, Gobierno y los denominados “Sindicatos Mayoritarios” en lo que pomposamente se ha denominado “el Gran Pacto Social” que suena a pitorreo pues si en el Gobierno nadie cree y los “Sindicatos Mayoritarios”, a parte de no representar a casi nadie están a sueldo del Gobierno, ya me dirás que “Pacto Social” ni qué gaitas es ese. El resultado ha sido lamentable, como era de prever, se atrasa la edad de la jubilación y para que un joven de mi generación pueda llegar a percibirla tiene que trabajar ininterrumpidamente desde los 26 años. Como no hay trabajo ni posibilidades razonablemente inmediatas de que se cree, pues adiós jubilación. Eso si, han salido todos en los periódicos felicitándose por el “gran acuerdo” logrado.

Se ha promulgado la llamada “Ley anti tabaco” por la cual se prohíbe fumar en locales cerrados de uso público, alrededor de los colegios y hospitales y en parques infantiles. Quizá en algún sitio mas que no recuerdo, pues a la hora de prohibir y meterse en la vida de los demás son únicos. No soy fumadora por lo que teóricamente semejante ley me tendría que traer al fresco. No soy fumadora pero si amante con cuerpo y alma de la Libertad y semejante Ley es un atentado en toda regla contra ella pues si el consumo de tabaco es algo legal no es el Gobierno quien tenga que señalar donde y cuando consumirlo, a costa de invadir lugares estrictamente privados. Me parece también una soberana hipocresía ya que no solo es el propio Estado el principal beneficiario de este consumo sino que ha incrementado sus puntos de venta pues el negocio es el negocio. Entendería mas bien que al ser algo dañino se prohibiera totalmente, pero eso no que lo que se recauda con los impuestos no es como para perderlo. Lo dicho, el negocio es el negocio y lo demás gaitas.

Los más afectados son los del ramo de la restauración. Los bares que tienen lugar para ello pues, en el momento que el tiempo lo permite, ponen su terracita y vale. Las terrazas llenas y el interior del local, libre, librísimo de humos y … de clientes. Más vacío que mi monedero que ya es decir. Los que no tienen esta opción pues a la pura ruina y sanseacabó.

En los restaurantes, el cachondeo padre por el trasiego de gente que sale y entra de la calle para fumarse su cigarrito. Una cena entre amigos supone que entre fumadores y los no fumadores que acompañan a los primeros la mitad del grupo está ausente y las tertulias al cuerno. Cuando se regresa te encuentras que, o bien te han retirado la consumición que no habías terminado o el café está completamente frío. También es frecuente que al volverte para decir alguna cosa a alguien te encuentres con la silla vacía. Las tertulias suelen complicarse y habidas cuentas de que si si haces el dispendio de ir a un restaurante no es solo por la comida sino por pasar un rato agradable, relajado y tranquilo ya son muchos los que se plantean que total para gastar un dinero, con los tiempos que corren, y no estar a gusto, pues mejor hacer la comida en casa de alguno de los amigos. Mas barato y, sobretodo, mas libres.

En las discotecas pues ya se sabe, se incrementa la figura de los llamados “simpa”, los que con la disculpa de salir “un momento” a fumar a la calle se van sin pagar. En la calle han hecho aparición los llamados “lateros” que te venden cerveza de lata mas barata que en el interior del local con lo que a poco que te descuides una presunta velada de discoteca se trasforma en un multitudinario “botellón” en la vía pública para alegría de los vecinos. Se conoce gente, eso si.

Y siguen las leyes tendentes a oprimirnos más que un corsé. La mas estrambótica quizá sea la denominada “Ley de Igualdad de Trato” por la cual cualquier empresario que contrate a un trabajador determinado, puede ser denunciado por algún otro candidato al puesto, debiendo demostrar, el empresario, que su elección no ha sido debida ni a motivos religiosos, ni de idioma, ni de raza, ni “estéticos”, ni de un montón de cosas mas que ahora se me escapan. ¡Ole ahí! Como es el propio encausado el que tiene que probar su “inocencia” la Presunción de Inocencia recogida en la Constitución naturalmente que se va al cuerno, pero eso no parece “importar”. Como tantas cosas.

Lo mismo ocurre con el alquiler de pisos. Pues vale, si tienes un piso vacío y lo alquilas a una familia “normal” tendrás un piso alquilado con una familia dentro que hasta paguen puntualmente la mensualidad y cuando se vayan te dejen el piso tal cual. Claro que si te obligan a alquilarlo a una gente que ya desde el principio y nada mas verlos te echas a temblar y dices que “no, no”, a lo mas seguro que tu piso se convierta en una especie de hotel donde cohabiten las doce Tribus de Israel que te lo dejarán hecho una piltrafa. Y suerte tendrás si logras cobrar alguna mensualidad. Pero ¡Ay! El Estado Totalitario y Dictatorial ataca de nuevo, va a ser él y no tu el que decida a quien debes alquilar tu propiedad. Una maravilla.

Queda prohibido, bajo multa de 300 €, llamar a nadie “feo” o “gordo”. ¡Ah!¡Ah!¡Ah! ¿No estamos de “cachondeo”? Pues no. Ni feo ni gordo. Así son las Leyes de la incompetencia llevada a la exaltación borreguil. Personalmente nunca he visto por la calle que nadie dijera “¡Mirad!¡Mirad que tio mas feo!¡Jua!¡Jua!¡Jua!”, o “¡Tia gorda!”, ni nada por el estilo, pero en fin. Lo dicho, ni “feo” ni “gordo”. Increíble. Inaudito. Demencial. Hay quien dice que este apartado es capricho expreso de la Ministra de turno, coleccionista de sueldos, por motivos puramente personales.

La “ley de Sinde” ataca de nuevo y esta vez con el asombroso beneplácito de la oposición. Adiós cultura popular, adiós Libertad de Expresión. Ya no es solo el negocio puro y duro que también lo es, es simplemente el control de Internet, el poder censurar cualquier página que resulte incómoda para el Gobierno de turno.

Y si seguimos hablando de “censura” y “Libertad de Expresión”, no echemos en saco roto la Ley Audiovisual cuya labor censuradora convertirán las noticias “molestas” en el cuento del “Mago de Oz”, o de “Blancanieves”, aunque posiblemente el cuento sea mas “edificante” y acorde con la ideología imperante. A los infractores se les multará con cifras astronómicas y aquellos que no aprendan la lección y reincidan pues se les cierra el “chiringuito” y en paz. Tampoco es cuestión de andarse por las ramas.

También está pensada una “Ley de Centros de Culto” según el modelo existente en Cataluña que es anticonstitucional, al igual que casi todo lo de esa Comunidad. Que sea legal o ilegal no creo que les importe mucho habidas cuentas de la cantidad de Leyes que, presuntamente, lo son. Ignoro el contenido y alcance de esta nueva Ley, de este nuevo “invento”, pero me pongo en lo peor.

Todo esto se une a las Leyes ya existentes destinadas a controlar, restringir y alienar que son “mogollón”. Ya ves tu, cuando ya creíamos que habíamos tocado fondo y que no nos quedaba nada más por perder nos encontramos con que estábamos equivocados que aún podíamos perder nuestra libertad. O lo que nos quedaba de ella. Con frecuencia pienso si el “1984” del genial Orwell no sería una premonición de la España actual. Por si acaso mejor no continuar no fuera que el “Gran Hermano Mayor” me estuviera vigilando y yo sin enterarme.

En fin, cada vez que surge algún tema tocante a la política, acabo por perder el norte, olvidarme del motivo de este “blog” y lanzarme de cabeza como el que se tira a una piscina sin comprobar antes si está llena de agua o no. O como D. Quijote contra los molinos de viento. “Stop”, “stop”,”stop”. Se acabó. Tan solo quería reflejar lo que siento dentro de mí, lo que me afecta de este mundo que me rodea que, desde luego, dista mucho del que hubiera deseado.




sábado, 8 de enero de 2011

AÑO NUEVO ...¿VIDA NUEVA?




                                                                           SOL (Capricho)


Año Nuevo … ¿Vida nueva? De momento no puedo definirme al respecto, aunque todas las papeletas apuntan que va a ser una calamitosa continuidad de la anterior.

Tras una noche desenfrenada de la que recuerdo su inicio, vagamente el intermedio y absolutamente nada del final, inicié el “año familiar” llegando a casa prácticamente a la hora de comer. Me notaba, más bien, un alma en pena arrastrando penosamente sus pies que un ser humano. Un alma en pena con la boca reseca, la lengua estropajosa y dentro de la cabeza zumbando todo un enjambre no se muy bien si de avispas o de abejas.
Mi padre, al verme, me preguntó con sorna si es que venía de un campo de refugiados o de participar activamente en alguna revolución. Mi madre, por su cuenta, exhaló un suspiro y con voz desfallecida inquirió que qué tal lo había pasado y si me había divertido. Preguntas de rigor sobre las que no esperaba ninguna detallada respuesta pues lo que realmente le hubiera gustado saber era el tipo de fiestas de Fin de Año al que acudía su hija, toda arregladita, maquilladita, peinadita, en definitiva, hecha un primor, y regresaba a la mañana siguiente hecha una piltrafa.

Mi hermana me espetó que qué vaya “pintas” traía y que me diera prisa en arreglarme un poco que si tardaba no me iban a andar esperando para comer para que, por mi culpa, todos tomásemos la comida fría. Añadió algo así como que menudo el “morro” que tenía que llegaba a las mil y una, a “mesa puesta”, mientras tanto ella había tenido que pasarse “toda” la mañana en la cocina ayudando como una esclava. Observación a la que, lógicamente, hice caso omiso. Primero, porque, conociéndola como la conozco, eso era una mentira como la copa de un pino. Cambiemos lo de “ayudar” por “entorpecer” y lo de “toda la mañana” por “una esporádica visita” a fisgonear lo que mi madre cocinaba, y tendremos las cosas en su punto justo. Segundo, porque toda mi atención estaba puesta en lograr servirme un par de vasos de agua que aclarasen esa garganta que parecía de esparto.

En lo de esperarme como bobos a riesgo de no tomar la comida en su punto, no dejaba de tener toda la razón. La comida del primer día del año, junto con la cena del Día de Nochebuena, son dos eventos en los que nos reunimos toda la familia para aburrirnos como lagartijas viudas pero como la tradición es así no hay más que hablar. No era cuestión de hacerles esperar. Máxime cuando del horno salía el aroma del asado que mi madre prepara como los propios ángeles, capaz de volver loco a cualquiera, sobretodo a los juerguistas que en el día de autos tan sólo habíamos ingerido un triste café con leche acompañado de un cruasán de esos industriales que son como si comieras chicle.

José Luis, el novio de mi hermana, poniendo unos ojitos de picardía, me preguntó, o mas bien afirmó, que menuda “fiestecita” la que debía haberme corrido. Para dar mas énfasis soltó una cortita risita. Acto seguido, me estampó sendos besitos en las mejillas deseándome “un feliz año” y de esta manera tan simplona caí en cuenta que ya estábamos en otro año distinto del que había dejado cuando salí de casa el día anterior. Este mozo es “otro que tal baila”, quizá mas adelante le dedique alguna que otra entrada.

Ducha, bendita ducha, placer de dioses. Sentía todo mi cuerpo como pringoso, no parecía sino que me hubieran estado lamiendo todo un rebaño de vacas. En un rincón del cuarto de baño, amontonada toda mi ropa, absolutamente toda, esperaba para ser llevada a la lavadora. ¿Cómo era posible que la tuviera tan, tan, tan asquerosa si cuando me la puse, hacía tan solo unas horas, estaba inmaculada? Mejor no indagar que ya he dicho que una parte de los recuerdos de la noche permanece oculta por una espesa niebla Ducha, bendita ducha que, amén de limpiar el cuerpo, haces que se despeje la niebla de la mente.
Algunos oasis de luz se fueron abriendo paso en la oscuridad de mi mente. Recuerdos torpes, imprecisos que fluían a borbotones. Las “Doce Campanadas”, el brindis con cava y los besos. Muchos besos. Algunos tan apasionados que te dejaban sin respiración. Abrazos. Muchos abrazos. Fuertes abrazos. Y ya puestos, manos que recorren tu cuerpo como si quisieran asegurarse de que todas las partes de tu anatomía las tienes en su sitio. El fin de las campanadas anunciando el inicio de un nuevo año fue como el pistoletazo de salida para el desenfreno, aunque, a decir verdad, ya para entonces, el vino de la cena y alguna que otra copichuela de propina, se habían encargado de entumecer nuestras cabezas y desinhibirnos de cualquier prejuicio que aún pudiéramos conservar.

Ocho chicos y siete chicas dispuestos a dejarnos llevar en una noche de frenesí que a todas luces intuíamos, mas bien deseábamos, que se convertiría en una especie de exaltación al dios Baco. No se si logramos conseguir plenamente nuestros propósitos, pero, a juzgar por el lamentable estado en que quedó el apartamento en donde celebrábamos la juerga, y lo que recuerdo y voy recordando de la última “etapa oscura”, si el buen dios no estaba plenamente satisfecho de nosotros, si, al menos, habría sonreído complacidamente. Pandilla “golfa” por excelencia. Tengo otras que son mas serias, formales o intelectuales, pero cuando se quiere buscar el golferío por el golferío ésta nunca te deja defraudada.

Desperté con la sensación de estar en el fondo de un pozo con una fuerte opresión sobre mi cuerpo que me impedía respirar. Poco a poco fui tomando conciencia de la situación. Emilio, con sus casi cien kilos de peso yacía a caballo sobre mi pierna derecha, su cabezón apoyado en mi hombro y su inmenso brazo, como el tronco de un árbol grueso, rodeándome la cintura. Susi dormitaba plácidamente sobre mi pecho abrazándome el cuello. Matías, a su vez, descansaba abrazado a su espalda, pasando su brazo izquierdo por su hombro y por encima de mis narices. Aclarada la sensación de estar en el fondo de un pozo, de la opresión sobre mi cuerpo y de la asfixia, desperté a mis tres compañeros antes de que acabasen convirtiéndome en un sello de correos. Nos incorporamos mirándonos unos a otros como si no nos conociéramos. Poco a poco se fue haciendo la luz.

Que la noche había sido “movidita” tan solo hacía falta echarnos un vistazo, ojerosos, desgreñados y sobretodo nuestra variopinta vestimenta. Emilio, semidesnudo, luciendo su cuerpo de atleta, estaba muy gracioso con sus boxers rojos. Muy gracioso y muy sexy. “Valla Emilio, buena “percha” la que llevas”, rió Susi. Sabido es que los hombres amanecen con su miembro en estado bastante erecto y lo que Emilio dejaba adivinar tras su prenda íntima eran palabras más que mayores. No en vano recibió, por clamorosa unanimidad de todas las féminas, el Premio de Honor en el “Concurso de Penes” que siguió, como parte consecuente, a la exhibición a lo “Full Monty” con la que nos obsequiaron los chicos cuando ya nuestras cabezas estaban dando mas vueltas que la de la niña del Exorcista.

Matías se encontraba sin mas atuendo que el que trajo al mundo cuando le parió su madre. También “padecía” la “excitación matinal masculina”, pero no había color.

Por mi parte, cubría mi cuerpo con una desabotonada blusa, horas antes nueva y ahora hecha un guiñapo, arrugada y con todas las manchas del mundo. Mis braguitas, de color rojo, rojito, colgaban tristemente alrededor de un tobillo. Cómo habían llegado hasta mi ambas prendas es algo que ignoro pues la última consciencia que tengo de la fiesta fue cuando alguien apagó la luz y con la tenue iluminación que podía llegarnos del exterior a través de las ventanas, sin otro atuendo que el de Adan y Eva en el Paraíso, todos empezamos a bailar, aunque lo de “bailar” no deja de ser un eufemismo, entendamos mas bien que, en el estado de idiotismo agudo que habíamos alcanzado, nos abrazamos fuertemente unos a otros, parte por lo que de erótico se desprende y gran parte por tener alguien en quien asirte y no acabar con los huesos en el santo suelo.

En cuanto a Susi llevaba por toda vestimenta un jersey grandote, grandote, como una tienda de campaña, que prácticamente le servía de mini vestido. No sabía de quién era ni cuando ni por qué se lo puso, simplemente amaneció así. En un rincón del cuarto encontró arrebujada su ropa interior y en eso tuvo suerte que mi camiseta apareció en el cuarto de baño hecha una asquerosidad con restos de una vomitona. Derecha a la basura, claro está. En cuanto a mi sujetador no pareció sino que se lo hubieran comido los marcianos. Voló, voló, voló. Quizá algún día aparezca en algún sitio inverosímil y alguien se pregunte como esa prenda había llegado hasta ahí.

Fuera de la habitación nos fuimos uniendo con los que ya se habían levantado y los que lo hacían despertándose al oir a los demás. Algunos desnudos, otros con su ropa interior, o parte de ella, pero todos desastrosos y con esa curiosa expresión mas de “zombi” que humana que normalmente se luce al día siguiente de semejantes eventos. De nuevo la sensación curiosa de mirarse unos a otros como si no nos conociéramos y, en parte, podría decirse que era así, pues por lo desastrosos que estábamos todos que parecíamos haber llegado de una fiesta de Halloween. Nos preguntamos tímidamente unos a otros que qué tal se había pasado y con una sonrisa de no saber lo que se había hecho en esa parte del tiempo en que el alcohol le había hecho viajar por nubes doradas se contestaba bobaliconamente que “bien, bien”.

De golpe y porrazo la cruda realidad se impuso ante nosotros. Como si nos diesen un bofetón que nos hiciera despertar completamente.

La cruda realidad era que el apartamento estaba hecho un asco. No me refiero a simplemente “sucio” sino “asqueroso”. Veamos, el saloncito donde habíamos estado riendo, comiendo, bebiendo, despelotándonos y demás, asemejaba un pocilga, pero sin cerdos. El suelo, los muebles, hasta las paredes presentaban un estado tan lamentable que a Dani (el hijo del dueño del inmueble que tan generosamente nos había ofrecido el habitáculo sin que el legítimo propietario tuviera noción de ello) casi le da un infarto al tomar consciencia del desaguisado. “No te preocupes que lo limpiaremos todo y no se notará nada”, dijo alguien sin mucha convicción. “Habrá que ventilar un poco”, dijo otro. No era “un poco” sino “un mucho”. La atmósfera era totalmente irrespirable, se había fumado mucho y el olor dulzón que flotaba en el ambiente indicaba claramente que algunos no era precisamente tabaco lo que habían consumido.

El apartamento disponía de una habitación con cama matrimonial, otra con dos camas y otra pequeñita con una cama. Los que no habían podido dormir apelotonados en las camas lo hicieron sobre colchones inflables en el suelo. Ni que decir tiene que se imponía una revisión general, lavar lo que se pudiera lavar (afortunadamente había lavadora) y en lo que no, tratar de disimular cualquier mancha “sospechosa”. El cuarto de baño, para echar un vistazo y salir corriendo. Varios habían vomitado y ,por lo que se apreciaba, su puntería había sido realmente deplorable pues había restos por el suelo, por el lavabao y en el plato de ducha. De acuerdo, daba su asquillo, pero en contrapartida su limpieza no parecía demasiado complicada. En cuanto a la cocina, mira por cuanto no estaba mal del todo. Había que fregar, eso si, la montaña de platos, cubiertos y vasos que se amontonaban por el fregadero y la encimera, fregar el suelo a conciencia, limpiar algunos baldosines del alicatado que alguien había salpicado de no se qué. En fin, que había que limpiarla al igual que toda la casa.

Con todo, el principal y acuciante problema lo presentó el cuarto de baño. No me refiero al hecho de estar sin agua caliente como consecuencia de una avería que eso ya nos lo advirtió Dani y no le dimos mayor importancia. Ante la perspectiva de una ducha con agua helada mejor hacerlo tranquilamente cuando estuviéramos en nuestras casas. El principal problema radicó en el hecho de su unidad. Un cuarto de baño para quince personas que se habían pasado la noche anterior comiendo y bebiendo, llenando hasta reventar sus estómagos y vejigas. Quince personas despertándose al unísono con la imperiosa necesidad de satisfacer urgentemente sus necesidades fisiológicas. El momento fue realmente dramático. Un grupito (los últimos de la cola que se formó ante la puerta del ansiado lugar) optamos por buscar auxilio en la calle en la confianza de encontrar un bar cercano. De paso podríamos tomar algún café o similar que bien nos vendría. Tuvimos suerte, no muy lejano, aunque demasiado a nuestro parecer del momento, encontramos un pequeño establecimiento algo cutrecillo pero que en nuestra situación acogimos como la maravilla de las maravillas.
De regreso Susi y yo nos distanciamos del resto. Sacó un espejito del bolso y me lo puso ante mis narices. “Tienes la cara sucia con restos de comida …. o algo así”. En efecto, en la comisura de los labios, en la barbilla, en la mejilla, en la frente y hasta en el pelo tenía unas manchas de algo seco como cola seca. Intenté quitármelo con un poco de saliva. “Gracias, pero no son restos de comida, me temo que sea … “algo así””. Las dos rompimos a reir. “Pues si ha sido quien yo me imagino… ¡Tendrás agujetas en la mandíbula!”. “No solo en la mandíbula, creo que todo mi cuerpo es una pura agujeta … ¡Y con restos del “algo así”!” Nos reimos a carcajadas. “¿Sabes? Lo que siento no es lo que haya hecho o dejado de hacer esta noche, sino que estaba tan borracha que no me enteré de nada. Eso si que me da verdadera rabia”. Se mostró ceñuda, “También es mala pata, poner los cuernos a mi marido ¡Y no enterarme!”. “¿No te enteraste de nada … de nada? “De alguna cosilla suelta… Cuando me encontraba tan mareada que la cabeza me daba vueltas, los ojos se me cerraban de sueño y tenía que apoyarme contra la pared para no caerme al suelo… Matías me llevándome a la cama y yo abrazada a él porque no atinaba bien a andar… La sensación de estar dormida abrazada a alguien… y unas manos que acariciaban mi cuerpo haciéndome cosquillas… y me gustaba … y alguien que me preguntaba que qué tal me encontraba y yo en mis sueños respondía que muy bien, pero que siguiera acariciándome… y un cuerpo sobre el mío … y yo pensaba que ya era hora pero que tenía que despertarme … Deseaba despertarme pero no conseguía abrir los ojos … temía que si no me despertaba todo eso se iba a acabar y no quería … también que quizá fuese al despertar cuando se acabase que todo era un sueño y mejor dejar hacer … Bueno… ¡ Y cosillas así!

De nuevo me reí de mi compañera “Para lamentarte de no recordar nada, nada, nada si que vas haciendo memoria”. “Si pero como en un sueño, como si no fuera verdad y a retazos”. La comprendí perfectamente pues era al fin de cuentas mi propia experiencia. Tan solo pequeños jirones de recuerdos que recibes como a través de un sueño, como navegando envuelta por una nube que de cuando en cuando te permitiera ver por un resquicio un rayito de Sol. Si, desde luego había sido “mala pata” estar tan obnubilada y no haber disfrutado plenamente del momento.

(En fin, mas o menos y procurando simplificar en lo posible, ésta fue mi despedida de Año y entrada en el nuevo. No muy sensata, ni formal, ni tradicional, ni edificante, ni ejemplar, ni todo lo que se quiera añadir. Ya lo se. Pero, desde luego, loca, erótica y, sobre todo, apasionante y divertida.
Inicié el escrito el pasado día 1 después de comer, pero entre unas cosas, otras y las de mas allá, y, sobretodo, por ser tan, tan, tan, calamitosa y desastrosa redactando, no lo he logrado terminar hasta hoy).








domingo, 19 de diciembre de 2010

PASITO, PASITO A LAS NAVIDADES










SOL (Un Mundo de Color)


Pasito a pasito ya tenemos encima las Navidades, aunque este año parecen menos Navidades que antaño y es que las fiestas no parecen que se lleven demasiado bien con la penuria económica que padecemos la mayor parte de la población. Las calles iluminadas con luces multicolores dan un cierto aire de triste resignación más que de alegría. Bajo ellas, la gente pasea, pasea y pasea. De cuando en cuando se detiene ante un escaparate y continúa paseando. Es lo más barato. Como hace un frío que pela las caminatas no se prolongan demasiado tiempo, el justo para airearse y saludar a dos o tres conocidos que se encuentren al paso. Los bares están bastante llenos de tertulianos que prolongan su estancia ante una sencilla consumición que se abstienen muy mucho de repetir. Los comercios con afluencia de público que mira, remira y vuelve a remirar los productos y, sobretodo, su precio. Se está muy a gusto en los establecimientos con esa calefacción que hace olvidar los rigores del exterior. Resulta entretenido revolver y rebuscar entre los mil productos que, finalmente, no se van a comprar. Es una manera de pasar el tiempo. Los restaurantes, en general, tienen reservadas sus capacidades, principalmente a la hora de la cena, en todo lo que nos resta de año. Han tenido que rebajar sus precios a costa de ofrecer menús más sencillitos, pero con todo, eso es buena señal. La de que de alguna forma la gente se revela y no se resigna ante esta amarga situación que sin saber por qué nos ha llovido del Cielo.




Pasito a pasito ya tenemos encima las Navidades, y como todos los años me han pillado desprevenida. Hace mas o menos un mes, me hice el “firme” propósito de que, lo que es a mi, este año, no me pillaban en esa sucesión de celebraciones de la que salía una con el estómago al revés y con la cabeza que no se sabía ni donde se tenía. Esos propósitos me los hice hace un mes o así, claro, luego me olvidé por completo y cuando ha llegado el momento me ha cogido tan de sorpresa como esa lluvia torrencial de verano que te cala hasta la ropa interior. Primeras proposiciones, pues bueno vale. Segundas, pues si a las anteriores les he dicho que “si” a estas no las voy a decir que “no”. Terceras, empieza ya el lío padre, no aceptan disculpas y además no se cuando ya me había comprometido con ellos. Y así…Más o menos como todos los años. Hay quien me ha dicho socarronamente que en estos días estoy más ocupada que un ministro. No se cuánto de ocupados pueden estar esos señores y señoras y, a decir verdad, nada me importa, en lo que a mi concierne bien puedo asegurar que estos días se convierten en auténtica pesadilla.




Problema añadido es el económico, dos y si acaso tres sencillas comidas o cenas pues hasta puedo absorberlas con mis paupérrimos ahorros. A la cuarta ya entro en la mas profunda crisis y, a partir de ahí, he de recurrir a la buena voluntad de mis padres, lo cual no me hace mucha gracia, como es de imaginar. En algunos casos, la reunión es en casa de alguno del grupo y la cena es de “sobaquillo” que se dice, de esas que cada cual coge alguna vianda de sus casas y luego se reparte lo que llevamos todos entre todos. Resulta mas asequible económicamente hablando, claro está, pero como eso ya lo hacemos habitualmente sin que sea Navidad pues no es plan. En ocasiones hay quién me invita y fíjate que bien. No suele ser muy usual que digamos pues la mayor parte andan tan mal como yo. Si acaso algún amante que quiere expresarme su pasión en una cena íntima y romántica, cuajada de violines húngaros y cupidos voladores. Pocos hay de esos, la verdad, primero porque encontrar un “sitio íntimo” para cenar en unas fechas en las que los restaurantes aumentan su capacidad al doble y te hacen estar como sardinas en lata, es como pretender tocar con un dedo en el Cielo. Segundo, porque si bien amantes apasionados no me faltan, a lo más que podrían llegar sus “posibles” es a invitarme a un “bocata” o una “pizza”, así sin más, sin violines húngaros ni cupidos voladores ni pececillos de colores. Si acaso a un paseo en coche en busca de un recóndito lugar, o al apartamento familiar playero que entrar allí es como hacerlo en el Polo Norte. Pero eso de romántico no tiene mucho que digamos.




Eventos, pues, desde comienzo del mes que hay quien está tan impaciente por iniciar las celebraciones que no puede esperar a mas. Al principio, poquitas, como fácil es de imaginar, la semana de los “puentes” pues tranquilita, tranquilita por estar la mayor parte de los conocidos fuera, la semana actual, de verdadero agobio, y la próxima, se adivina que va a ser un caos. A mayores, tendré que ayudar a mi madre a hacer las compras para los días de fiesta que se avecinan. Esto de las compras es algo que odio cordialmente. Ingenua de mí siempre confío que, por un extraño milagro, logre librarme de semejante quehacer, pero no hay forma. La que tiene una habilidad increíble para escaquearse es mi hermana, ya lo ves, y parecía tonta la moza. En fin, que me espera una semana de lo mas movidita, pero como eso es futuro no es cuestión de preocuparse ahora.




Hoy he decidido tomarme el día de descanso y permanecer en casa, encerrada a cal y canto, como un monje de aquellos que vivían toda su vida entre las cuatro paredes de la celda de su convento, sin hablar con nadie, nadie, nadie. Si acaso con algún pajarito que entrase por su ventana para visitarle, apiadado de su soledad. Bueno, esto es un poco exagerado, a decir verdad tan solo hace unas horas que estoy sola en casa que hoy hemos tenido, lo que se llama, “comida familiar al pleno”, de esas que te ponen un poco los pelos de punta pues lo que mas deseas es estar sola, pero que qué se le va hacer. Por otro lado, el teléfono ha sonado varias veces, intuyo que sea para mí, pero de momento he resistido la tentación de averiguarlo. Acabaré sucumbiendo, claro está. Todavía es muy temprano, aunque si miras por la ventana te parece que son las tantas pues es ya noche cerrada, y a fin y al cabo hoy es domingo, y un domingo sin darse un “garbeo” por ahí parece como que no.




De nuevo ha sonado el teléfono y he sucumbido estrepitosamente en mis propósitos de soledad que antes de que pudiera apercibirme de lo que hacía ya tenía el auricular en la oreja. ¡Ay, Señor, Señor! Admiro profundamente a los que tienen fuerza de voluntad, se mantienen en sus trece y saben decir que “no”. Por mi parte como de eso no tengo nada en cuestión de un segundo he decidido romper el monacato. Dentro de algo más de dos horas vendrán a buscarme un grupo de amigos para una salida de esas sin plan previsto que lo mismo puede finalizar en media hora o extenderse a lo largo de toda una noche. Una verdadera delicia. Y pasito a pasito continuamos con la fiesta.




lunes, 6 de diciembre de 2010

CAOS AÉREO DESDE EL SOFÁ












SOL (Jarra con girasoles)



Si alguna “ventaja” hemos de tener los que somos “pobres de solemnidad” es la de que cuando llega un “puente” de estos, tan apetecible y tan idóneo para viajar a donde sea, y te ves obligada a quedarte en casa mordiéndote las uñas muerta de envidia hacia los que se van a pasárselo tan bien, si ocurre luego algún “sarao” como el que se ha montado con la huelga de los controladores, que no se sabe si es huelga o qué pero que, sea lo que sea, han hecho la puñeta, directa o indirectamente, a varios millones de personas así como el que lava, al enterarte por la Tv de semejante folklore mientras estás tan ricamente tumbada en el sofá y piensas que, de haber dispuesto de algún euro mas, serías parte integrante de semejante berenjenal, piensas que, pues oye, en casita tampoco se está tan mal. Sobretodo cuando el resto de la familia se encuentra allá lejos por esos mundos de Dios.


Me encuentro sola, solita, sola, campeando a mis anchas sin nadie que me moleste. Placer de dioses, de diosas y del Olimpo entero. Mis padres en el apartamento de la playa que les gusta mas que a un tonto un bolígrafo. Con el frío que hace es para tener valor, pero mira, a ellos no parece importarles la climatología. Mi hermana con su noviete y otros amigos de ellos, rumbo a Berlín, o, al menos, esa era su intención inicial que anteayer me enteré por mis padres que habían quedado “atrapados” en el Aeropuerto del Prats. De entonces acá no sé nada de ellos. Ni mis padres me han llamado para decirme alguna novedad ni yo les he telefoneado para interesarme. Ya se apañarán, digo yo. No creo que les coma ningún lobo feroz. A mi hermana me la imagino histérica perdida, si habitualmente lo está pues en una situación caótica como ésta para qué contar. Ya me enteraré de más pormenores a su regreso. De momento compadezco sinceramente a todos los que estén a su alrededor.


Por la Tv voy enterándome de alguna novedad de semejante follón que es de órdago a la grande y no acaba mas que empezar. En las diversas cadenas coinciden en que la culpa es de los controladores aéreos que les ha dado por no ir a trabajar, una gran parte aduciendo que, de golpe y porrazo, se han puesto enfermos lo cual, naturalmente, es mas que mosqueante. Consabidas imágenes de una multitud de pasajeros que se encuentran mas tirados que una colilla, a la espera de una solución milagrosa y con una cara de mala leche que ya ya. Las clásicas entrevistas a la pasajera que pretendía ir a no se donde y ahora ahí a la espera sin saber qué hacer, la niña que viaja sola, los minusválidos que tienen su medicación en la maleta y que como la han facturado no hay forma de recuperarla. En fin, los pequeños grandes dramas con los que las cadenas televisivas nos obsequian en estos casos. Todos coinciden en que los controladores son unos verdaderos “cabroncetes” y que una huelga así no se hace. En un momento dado sale un balbuceante ministro de Fomento diciendo que tales señores son unos insensatos y que se preparen que van a saber lo que es bueno. Posteriormente será el Ministro Portavoz del Gobierno el que les amenace con las penas del Infierno. Pero los aeropuertos continúan cerrados.


El Gobierno decide llevar al ejército a las torres de control, total para nada pues a la hora de la verdad como sus controladores no están habilitados para regular el tráfico civil todo continúa igual pero con militares uniformados paseando de acá para allá sin saber qué hacer. Digo yo que los señores del gobierno bien se podrían haber enterado antes de montar semejante “numerín” pues si es por asesores que les aconsejen tienen para dar y tomar.


Se opta entonces por declarar el Estado de Alarma en base a unos supuestos tan traídos por los pelos que no falta en Internet quien afirme que son totalmente ilegales. Sea como fuere los controladores quedan dentro del ámbito militar y, enfermos o no, son llevados a punta de pistola hasta sus puestos en la torre de control. Los aviones empiezan a salir y aterrizar, pero el tapón existente es de tal magnitud que a saber cuándo se podrá regularizar.


Mas o menos esta es la historia del último “show” acaecido en este País. Naturalmente, y por lo que me he podido ir enterando acá y alla, principalmente en Internet, la cosa no es tan simplona como suponer que a un colectivo, así porque así, porque les ha dado por hacer una gamberrada o porque un extraño virus les haya afectado la cabeza y se les hayan “cruzado los cables”, decidieran de buenas a primeras paralizar todo el espacio aéreo que detrás de todo esto hay un verdadero “culebrón” en el que el propio Gobierno está metido hasta las narices y un poco mas.


Por de pronto el Gobierno, según lo ha reconocido, tenía conocimiento desde hacia días de la posibilidad de esta huelga. Estaban tan a la espera de que sucediera que los ministros mas significativos, tan dado ellos a hacer turismo a costa del erario público, habían decidido renunciar a las vacaciones y permanecer en sus sillones. Hasta el propio Presidente declinó “hacerse la foto” con los dignatarios americanos y quedarse en Madrid. Y renunciar este buen señor a una “foto”, con lo que le gusta, son palabras más que mayores. Así pues lo sabían ¡Y no tomaron ninguna medida para remediarlo! Increíble. Aducen que no se esperaba que la situación fuera tan “grave”. O sea que si en vez de 330.000 pasajeros afectados hubieran sido sólo 100.000 pues eso, que les den. Lo dicho, increíble la irresponsabilidad a la que se puede llegar.


Orquestada por el propio Gobierno se ha hecho una exhaustiva campaña contra los Controladores Aéreos indicando lo “mucho” que ganan y lo “poco” que trabajan. Se exagera hasta lo inverosímil, claro está, pero como si de lo que mas sobrado estamos en España es de envidia, el público en general ha “entrado al trapo” sin pensárselo dos veces llegando al convencimiento de que estos señores se llenan los bolsillos a rebosar por estarse tocando las narices todo el día. Se omite, naturalmente, las características y penosidad del trabajo que realizan y que tanto el sueldo que perciben como horario de trabajo, no es algo que venga como caído del Cielo, sino que ha sido otorgado por el propio Gobierno, los mismos que ahora se quejan de lo mucho que ganan, como consecuencia de una negociación colectiva.


Se les da una imagen asociada a la vaguería, a la de un colectivo de gente indeseable que no conforme con vivir de los demás con sueldos millonarios, pretenden hacerlo sin dar un palo al agua. Se omite, sin embargo, el grado de indefensión al que, al mas puro estilo dictatorial, se han visto sometidos, así como el apoyo que han tenido de los sindicatos y las protestas de éstos ante el Gobierno ante una situación de fragante injusticia. No se habla que desde el mes de Febrero existe una negociación abierta con el Gobierno que éste ha resuelto, sin mas diálogo, mediante una Ley en la que, a lo que afirman, se vulnera descaradamente los derechos que ampara La Constitución.


En fin, me estoy extendiendo mas de la cuenta y no es el propósito de este “Blog” hablar de Política (que, dicho sea de paso, es algo que odio). Detrás de todo y como parte importante, importantísima, queda la privatización parcial de AENA cuyo propósito, según el Gobierno, es el de recaudar fondos para “tapar agujeros” en esta economía maltrecha que ellos mismos han hundido pero que, según varios “Blogs” que me he ido encontrando por aquí y por allá, oculta un formidable negocio particular. Sinceramente aquí me pierdo un poco o un mucho y en todo caso prefiero no indagar. Baste decir que los sindicatos han denunciado estas medidas y tienen programada una huelga para protestar por esta privatización.


En la prensa de hoy (dos días después de iniciar este escrito) he visto la fotografía de un exultante Pepe Blanco, Ministro de Fomento, y unos titulares en los que declaraba que “era hora de hacer justicia”, lo cual me parece la mar de bien. Lo de “hacer justicia” se refiere, ni que decir tiene, a los más de 400 controladores expedientados y a mi modesto e ignorante parecer esto es quedarse muy corto. ¿Y las otras responsabilidades? Me refiero, por supuesto, a las políticas.


Me parece estupendo que se penalice a los controladores siempre y cuando se demuestre que hayan cometido delito para lo cual habrá que demostrar que ninguno de ellos no tenían mermada la capacidad física o psíquica requerida, pues de acuerdo con la Ley promovida por el propio Ministro :

Deberán abstenerse de ejercer dichas funciones y de realizar tales actividades en caso de disminución de la capacidad física o psíquica requerida. El personal de control al servicio de la Entidad Pública Empresarial «Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea», que aprecie dicha circunstancia, deberá someterse de manera inmediata a reconocimiento por parte de los Servicios Médicos que facilite la Entidad, quienes verificarán la concurrencia de la misma, y determinarán si ello ha de dar lugar al apartamiento de su puesto de trabajo.”

¿Han sido sometidos de “forma inmediata” al preceptivo reconocimiento o por el contrario el único “reconocimiento” ha sido el de un guardia civil y su pistola? Y de ser esto último, si se han visto obligados a trabajar por la fuerza en una situación tan poco apta para regular el tráfico aéreo ¿Quién sería responsable de haber existido una catástrofe aérea?


Pero, como decía antes, a mi modesto e ignorante parecer y entender, existen también responsabilidades políticas de las que el Gobierno no quiere ni oir hablar. Veamos, que, a estas horas del “baile”, que el Ministro de Fomento que tanto habla de “hacer justicia” no haya presentado ya su dimisión resulta cuanto menos alucinante. Aún en el supuesto inverosímil de que todo le hubiera pillado de nuevas y fuera mas inocente que un recién nacido, un caos de semejante envergadura conlleva su dimisión pues a fin de cuentas es el máximo responsable. Alguna desventaja, creo yo, tiene que tener el ser Ministro.

Y con todo lo dicho se ha acabado el escrito. Anteriormente decía que no quería hablar de política y al final lo he hecho. Poquito, pero demasiado para mis propósitos. Espero que no me vuelva a ocurrir.




domingo, 28 de noviembre de 2010

MEDITACIONES EN LAS TINIEBLAS

En mi última entrada hablaba sobre una “idea luminosa” que, desde tiempo atrás, andaba zumbando en mi cabeza como si fuera un moscardón. Una locura, demasiado loca como para que tuviera algún asomo de éxito. Quizá por su eso mismo, por su propia irracionalidad, fuera por lo que me atraían sus cantos de sirena hasta el punto de acabar sucumbiendo. A veces las locuras muy locas se tornan en realidad que si con la quietud tan solo se obtiene aletargarse en la conformidad, es con la osadía el único camino para conseguir el éxito. Eso ocurre a veces, claro está, que cuando el Hado está en que no ya te puedes empeñar lo que quieras que va a ser que no y en mi caso ha sido que no. El viaje a Munich, aquel ya lejano viaje a Munich, lleno de ilusiones, pretendiéndome comerme al mundo en un bocadillo quedó reducido a una mera visita turística, agradable y todo lo que se quiera, pero que distaba mucho del propósito original. Así ocurre con las locuras muy locas, o conquistas un Imperio como Hernán Cortés tras destruir sus naves o te precipitas contra el suelo como Ícaro cuando alegremente volaba hacia el cielo emulando a los pajaritos. En mi caso ni me he dado ningún batacazo, ni he conquistado nada. Tan solo me he limitado a echar un breve vistazo a través de una ventana para comprender al instante que todos mis planes deberían de esperar y matizarse un poquito o un muchito.

Regresé, pues, a casita. A la de mis padres, se entiende que si ya me gustaría tener la mía propia y llevar una vida libre e independiente, eso, de momento y hasta vaya usted a saber cuándo, es tanto como soñar con tocar la Luna con un dedo. De nuevo a la “normalidad”, a la vida cotidiana que pesa sobre mi como una losa. Qué bien. Pocas perspectivas parecen abrirse ante mí que los tiempos en los que estamos, con una economía hecha unos zorros, no son como muy propicios para mercados artísticos y lindezas por el estilo, máxime cuando se trata una artista como yo de la que han oido hablar cuatro gatos, quizá exagere y sean solo tres. La inmensa, inmensísima, parte de los compradores lo hacen mas por la firma que por la pintura en si, por la cosa esa de la especulación y tal que el arte en si les importa tres pepinos y medio. Pocas perspectivas, en efecto, y aún así no debería quejarme que cuando echo una mirada hacia la mayor parte de mis amigos la situación no es muy halagüeña que digamos. Vale, no me quejo, que tanto me va a dar, tan solo constato un hecho. A trancas y barrancas y casi de verdadero milagro seguiré “tirando”, al igual que lo he hecho hasta ahora y vete tu a saber por cuanto tiempo.
Regresé, pues, a casita, como ya he dicho, para caer en una apatía total. Maravilloso. El tiempo detenido ante mis narices y yo contemplando las musarañas en un estado de indiferencia total. Pinto poco y lo que hago no me gusta, tampoco tengo mayor ilusión por descubrir nuevos caminos artísticos. Hasta finalizar las pocas obras en curso se presenta como un verdadero martirio. Acabé en una dejadez total de la que, poco a poco y afortunadamente, he ido saliendo. Pronto a unirme a cualquier jolgorio nocturno que, de prolongarse hasta altas horas, mejor que mejor. Y si la juerga es loca y desenfrenada, de maravilla. Aunque esto no es ninguna novedad, reconozcámoslo, como tampoco lo es el levantarme de la cama a media mañana cuando no cerquita ya la hora de comer. Por lo demás, el resto del tiempo prácticamente se puede resumir en un continuo afán por quemar las horas sin mayor ilusión que desear que pasen. Largas horas ante el ordenador navegando sin ton ni son por Internet. Ninguna otra utilidad, ni poner un poco de orden en el batiburrillo de carpetas archivadas ni siquiera abrir el correo que estaba a punto de reventar pues la mayor parte de mis conocidos solo pueden contactar conmigo a través de e-mails. Cuando finalmente decidí abrirlo me encontré con más de 200 mensajes esperando pacientemente a que me decidiera a leerlos.

Días vacíos y angustiosos que, afortunadamente, han quedado atrás como una mala pesadilla. No es que la situación haya cambiado ni un ápice, simplemente he optado por seguir la táctica del avestruz escondiendo mi cabeza lo mas profundamente posible en la tierra para no ver lo que ocurre a mi alrededor. Mis amigos, conocidos, la gente mas afín, aquéllos con los que me encuentro cada día, con aquéllos que no he cruzado nunca ni media palabra pero que por terceros conozco su vida y milagros, cada día que transcurre se encuentran en una situación mas caótica. Muchos ni se acuerdan de la última vez que cobraron un sueldo a fin de mes, otros tienen la suerte de conservar un empleo cada vez mas en precario, los afortunados que han logrado aprobar cualquier oposición para acceder a alguna plaza de la Administración, pues fíjate qué bien aunque en contrapartida les esquilmen parte de su salario porque si. Los que aún no han finalizado sus estudios maldita la gana que tienen de hacerlo sabiendo que les esperará el desempleo mas absoluto, y los que tienen ya su título debajo del brazo preparan oposiciones de lo que sea sin acertar que otra cosa hacer de su vida. Los jóvenes y los que no son tan jóvenes vivimos en casa de nuestros padres y a saber por cuánto tiempo. Eso contando que los progenitores aún conserven algún ingreso que en otro caso las cosas se complican. Los comercios desaparecen de día en día como tragados por la tierra. Los letreros que anuncian “liquidación por cierre” son ya un motivo más del paisaje urbano. Un tiempo prudencial mas tarde será sustituido por otro nuevo cartel indicando que se alquila el local y allá permanecerá muerto de risa por tiempo y tiempo pues ofertas de alquileres son lo que sobran. Los jubilados temerosos de que les quiten parte o todo de su pensión que de hecho ya han sido convenientemente esquilmados con su congelación. A veces este es el único ingreso familiar donde se cobijan hijos y nietos.

Por encima de este desastre, volando sobre una nube dorada están los políticos, los que nos han conducido a esta hecatombe. Tenemos para dar, regalar y aún nos sobraría un buen puñado. Junto a ellos los amigos, amiguetes, amiguillos, afines y demás especialistas en el alegre arte de vivir del erario público sin dar un palo al agua. Vivir bien, se entiende, en plan ricachón que hacerlo como un infeliz no tiene mérito. Si se hiciera una ciudad para todos ellos sería la segunda o tercera de España en población. Maravillosa nube dorada que navega sobre los infelices mortales en un alegre jolgorio de ineficacia, injusticia, mentira y corrupción. Toda una gozada.
Leer los periódicos es caerse la moral por los suelos. Mejor ignorarlos. Mirar a nuestro alrededor es encogérsete el corazón. Mejor, lo dicho anteriormente, esconder la cabeza lo mas profundo posible, como los avestruces. Quizá lo sensato sea ignorarlo todo, tratar de mantener la mente en blanco y llevar una vida desenfrenada, cuanto mas mejor, aun a riesgo de la autodestrucción. Es posible que sea lo más sensato, no lo sé, aunque no deja de ser una idea.