Paisaje con nubes

Paisaje con nubes
SOL (Paisaje con nubes)

lunes, 30 de septiembre de 2013

VIAJE A MUNICH



                               SOL  (Ermita al amanecer)




Lo bueno que tiene viajar es que todos los problemas que tienes, grandes o pequeños, van quedando atrás, atrás, atrás. Es como si se disolvieran en el éter. No quiero decir con esto que desaparezcan, simplemente se esconden y al menos no dan la lata. Al regreso, eso si, vuelven a aparecer con mas fuerza que nunca como si dijeran “¿Te has olvidado de nosotros, eh? Pues ahora estamos ante tus narices de nuevo y vas a saber lo que es bueno”. Pues vale, todo lo que queráis, pero al menos he pasado unos días felices y tranquila sin ninguna preocupación.

Sin embargo, todo aquello molesto que has dejado tras de ti y te has olvidado de ello, feliz y tranquila,  también viaja. Lo hace de forma mas lenta de lo que puedes hacerlo tu, pero viaja, y se te aparece como un espectro ante ti cuando menos te des cuenta. Naturalmente, cuanto mas cerca sea tu desplazamiento, antes te darán alcance. Por el contrario, si tu viaje es a un lugar lejano, tardan mucho, muchísimo en llegar hasta ti, y hasta existe la posibilidad remota de que se pierdan por el camino y tu sigas feliz y tranquila. No suele ser el caso, la verdad.

Hoy hace una semanilla y un día que estoy en Munich, en plena “Octoberfest” que significa el ir, venir, no parar, cervezas, comida y viva la vida. Anteayer por la noche ( siempre estás cosas te atacan cuando mas tranquila estás durmiendo) me vinieron a la cabeza las mil y una cosas que había dejado pendientes allá en Valencia. Las mil y una cosas por las que estuve agobiadísima y estresadísima las semanas anteriores a mi viaje viendo como aunque el día tuviera 48 horas (que no las tiene) y yo fuera organizadísima en mis tareas (que no lo soy) no llegaría a terminarlas ni aún poniéndome de puntillas. Naturalmente quedaron por hacer la mayor parte. Entre todas estas cosas estaba el “firme propósito” que me hice al retomar mi “blog” de hacer publicaciones periódicas. ¡Qué desastre soy! Hablando del “blog” no quiero ni mencionar (ni pensar siquiera) en su ordenación que tal como está, entre las ilustraciones “desaparecidas” misteriosamente gracias a Google y mi propio desorden, el pobrecito está hecho unos zorros. Pero todo esto habrá que esperar. Contentémonos, pues, con publicar una entrada.

Si algún posible lector tiene pensado realizar un desplazamiento en avión mi encarecido consejo es que saque el billete con la mayor antelación posible, lo cual tiene la doble ventaja de tener la plaza asegurada y el precio es mas asequible. En definitiva que no hagan como yo que dejo las cosas para última hora con lo cual el coste del billete se dispara hasta las nubes y, a no ser alguna cancelación que luego no las hay, y tampoco quedan plazas. Señalo esto porque mi idea era la de volar  entre los días 18 y 19, tanto me daba. Cuando el día 16 fui a la agencia casi les entra un ataque de risa, ya ves tu con la “Oktoberfest” que se inauguraba el 21 iban a estar reservando un asiento para mi. Todo lleno y bien lleno. Mejor porque las tarifas que pusieron ante mis ojos supondría tener que empeñar hasta mi ropa interior. Billete para el día 22, el día en que se hacía el desfile con trajes típicos, bandas de música y todo el colorido que ya de estar por allí hubiera sido interesante ver. Naturalmente cuando llegué al aeropuerto de Munich todo había concluido horas atrás.

Otro consejo a dar al posible lector que tiene pensado desplazarse a cualquier sitio y residir en casa de algún familiar, amigo o conocido es el de que se  asegure bien asegurado de haber informado correctamente el día y la hora de la llegada a ese familiar, amigo o conocido en cuya casa va a residir so pena de encontrar a su llegada con lamentables “sorpresas”  tales como que en la casa no haya nadie y te encuentres en la acera con cara de tonto y el equipaje bajo el brazo sin saber qué hacer o a dónde ir que fue lo que me ocurrió a mi, y es que, con todo el lío de si tenía o no billete, los problemillas que siempre aparecen a última hora, el despiste que manejo y lo atolondrada que soy, en el e-mail que envié  a Mamen simplemente le comunicaba algo así como “Al fín tengo billete, llegaré por la tarde, no hace falta que me vayas a buscar que conozco el camino”. Ni la mínima alusión a algo tan importante como era el día de mi llegada. Mi amiga trató de ponerse en contacto conmigo, pero yo ya estaba volando.

Con todo lo dicho anteriormente, mi llegada a Munich fue como es fácil de imaginar. Mamen vive en una casita de una urbanización muy placentera, muy agradable con una inmensa vegetación alrededor. Muy agradable para vivir pero no tanto como para llegar cargada con el equipaje y encontrarte que no hay nadie en casa. A tu alrededor todo lo que te rodeaba eran casitas con apariencia de ser igualmente de placenteras, acogedoras, agradables y todo lo que se quiera, pero ninguna cafetería, restaurante o cervecería donde poder refugiarme hasta que le diera por aparecer a mi amiga, pues no era sitios ni de cafeterías, ni de restaurantes, ni de cervecerías, sino de casitas acogedoras y agradables. No muy, muy lejano (demasiado para el que se encontrase en una situación como la mía) si que existía un restaurante chino, así que “triqui-triqui-triqui” allá me encaminé. La ventaja de los restaurantes chinos es que siempre están abiertos. Merienda-cena en el restaurante chino. ¡Increíble!¡Venir a Munich en plena “Octoberfest” y acabar en “un chino” es de locos. Pero como ya tenía un apetito que no veas  inauguré mi “Octoberfest” particular con una comida oriental. Cuando hube terminado “triqui-triqui-triqui” a casa de Mamen. Seguían sin llegar por lo que de nuevo “triqui-triqui-triqui” al chino. A falta de saber que tomar me tomé un té de pétalos de rosas que maldita las ganas que me apetecía. Y de nuevo “triqui-triqui-triqui” a casa de Mamen y otra vez “triqui-triqui-triqui” al “chino”. En esta ocasión me tomé un café que era todo menos café.  Así varias veces que cualquiera que me estuviera observando se quedaría preguntándose si no me faltaría un tornillo o dos paseando las maletas calle arriba y abajo. Como todo tiene su fin, llegó Mamen cuando ya me estaba preguntando si no acertaría mas quedándome a dormir en la acera que mis pies, al menos, me lo agradecerían.

Mamen es mi gran, gran, gran amiga. Y mucho mas. Tentada he estado de calificarla como “hermana mía”, pero no, con mi única hermana siempre me he llevado como el perro y el gato, no sería justo para Mamen. Es mucho más.

Se encuentra viviendo en Munich desde hace la tira de años, pues fue con una beca cuando aún estudiaba la carrera y se encontró con la sorpresa de que la mentalidad alemana se acoplaba a su manera de ser como anillo al dedo, y allá se quedó.

Vive en pareja con un alemán que es como la antítesis del prototipo germano pues en vez de ser rubio, coloradote y con “tripa cervecera”, como mandan los cánones,  es fuerte, atlético y negro como el carbón. Ya ves tu. Negro, negro, negro, de piel brillante como el charol, cabello medio ensortijado y unos ojos y unos dientes blancos que parecen brillar en la oscuridad. Por cierto que como hombre es muy atractivo. Su nombre es Balthasar, lo cual, dadas las circunstancias, resulta de lo mas apropiado.

La casita de Mamen constituye no solo mi refugio en las visitas que realizo a Munich sino mi “almacen particular” (pequeñito, claro) donde dejar “mis cosas”. En cuanto a Mamen no solo es mi amiga, amiguísima y anfitriona ocasional, sino mi interprete (yo de alemán cuatro palabras mal dichas y para de contar) y mi “representante” en estas tierras. En fin que es “todo”. Un poco de abuso por mi parte, cierto es, pero cuando se lo digo ella se echa a reir y me dice que lo que tendría que hacer es venirme a vivir con ellos de forma permanente. Y es que es un verdadero encanto.

En fin, me he “enrollado” un poco mas de la cuenta y todo para decir que estoy pasando unos días en Munich. Hora es de “cortar”. Trataré de contar algo sobre mis andanzas en estas tierras, pero eso será otro día.

jueves, 12 de septiembre de 2013

REGRESO UNA VEZ MAS




                                    SOL (La pequeña bañista)




Tratar de retomar este “blog” que tengo perdido por las estrellas, desde hace ni se sabe, tiene su aquel y su qué se yo. No es tarea fácil, la verdad. No se sabe ni cómo comenzar, ni qué contar, ni si tan siquiera aún seré capaz de redactar cuatro míseras líneas de forma medianamente aceptable.  En fin, es algo que tengo prometido, aunque, a decir verdad, mas correcto sería decir que lo tengo prometido, requeteprometido y vuelto a prometer, soy así de pesada, aquello de hacer hoy  lo que debo hacer mañana nunca se ha llevado muy bien conmigo que mas bien el quehacer del día lo he transpuesto para el siguiente, o para el otro, o para ni se sabe.

Debería comenzar dando las gracias a todos aquéllos que han venido insistiendo para que dé continuidad a mis relatos. A los que cuando interrumpí bruscamente mis narraciones me escribieron preguntándome si era debido a problemas de salud. Cuando les respondí, agradeciéndoles la delicadeza, asegurándoles que mi salud era tan fuerte como un roble y que el motivo  del abandono de mi actividad literaria, a Dios gracias, nada tenía que ver, tiempo les faltó para enviarme nuevos correos pidiéndome que continuara con mi “blog”. A los que insistieron y volvieron a insistir. A los que aún continuaron insistiendo e insistiendo cuando menos lo esperaba. A los que  acabaron por enviarme a freir monas. A los que, tras enviarme a freir monas, meses después se unieron a los insistentes.  A los que descubrieron mi “blog” cuando ya hacía meses que estaba navegando por el espacio cubierto de telarañas y me pidieron su continuidad. A los que no les ha gustado lo narrado calificándolo claramente como un “rollo”, pero, incomprensiblemente, me insinuaban que continuara. 


En fin, a todos he procurado contestar , si en algún caso alguien me ha pasado desapercibido sabrá disculpar. En todos los casos he asegurado mi  “firme” determinación de continuar el “blog” de forma “inmediata”, cosa que, evidentemente, no he cumplido. No es que fuera una “promesa de político” que no suelo decir mentiras para que no se me alarguen las narices como a Pinocho, simplemente soy una dejada que, como ya he dicho anteriormente, suelo dejar para mañana lo que debería hacer hoy sin falta. Y ya de retrasarlo hasta el siguiente día, por qué no un día mas o una semana o quizá dos o tres… Y a esto se unen mil cosas como la falta de tiempo, el encandilarme con las mil y una ideas absurdas que en el momento me parecen de interes, y la pereza (¡Ay la pereza!).


Dispuesta, pues, a continuar mi actividad literaria, rescato de la estratosfera mi olvidado, olvidadísimo “blog” y de no estar sentada me hubiera caído al suelo de la impresión. ¡Horror!  Google, que de cuando en cuando, tiene ideas “geniales” destinadas a complicar la vida al usuario ha vuelto hacer de las suyas. De entrada han eliminado TODAS las ilustraciones que acompañaban a mis escritos. Así sin mas. No parece sino que el dragón de Internet se las hubiera comido. Puedo subirlas desde mi ordenador, claro está, pero eso me supone buscarlas y saber cada cual a que entrada corresponde. Un lío. Pero ahí no queda la cosa. La existente forma sencilla y lógica de manejar los entresijos del “blog” también han variado. La nueva no la entiendo muy bien, la verdad, y como me pone un poco nerviosilla tener que aprender “nuevos inventos” he decidido ir probando poco a poco “a ver que pasa”. Intentaré publicar como buenamente pueda, pero, por si acaso, crucemos los dedos.